Es la principal ventaja de esta película respecto a otras del género. Quiere hacer lo que quiere hacer, no quiere innovar, no intenta ser más, solo quiere ser parte de lo ya existente con una cinta, que aunque no renueve en nada, resulta totalmente efectiva.

Más allá del terror hay tres cosas que hacen que este largometraje de terror se lleve mejores críticas que otros. En primer lugar, es el primer largometraje de Finn y se basa en un cortometraje que él mismo hizo. Segundo, aún siendo una película de terror y que el apartado interpretativo no es tan importante, Sosie Bacon se deja la piel para representar a alguien que de verdad está perdiendo la cabeza. Y en tercer y último lugar, obviamente, lo efectista.

Esto lo he comentado alguna vez y es que resulta que el terror actual se basa más en dar miedo en lo físico del "monstruo" que en los sustos. Aquí utilizan algo simple y ya utilizado, un personaje con sonrisa diabólica y realmente funciona. Y si este efectismo viene acompañado de lo que he relatado anteriormente, tenemos un cóctel de terror actual, bien dirigido, tenebroso y para nada espantoso en su realización.