Existen varias razones para no ver esta serie: el capítulo piloto es flojo, la idea al principio parece un poco absurda y carente de atractivo, y los capítulos suelen sucederse como en una telenovela... Es posible imaginarse la temporada 7 en la que los guionistas pueden enrevesar el guión hasta que Cenicienta sea la madre de la bruja malvada y Pepito Grillo tenga un rollo con Caperucita.

Pero aún así hay "algo" que hace que merezca la pena seguir viendo cada capítulo. Quizás sea la magia, que nos recuerda la belleza de la infancia, donde todo es creíble; o simplemente el hecho de preguntarte "a ver qué doble historia le encuentran hoy a otro personaje". Puede que me guste pensar que los cuentos siguen existiendo en nuestro mundo actual, y tal vez alguien los cuente dentro de cien años, sin largos vestidos ni zapatos de cristal. También está ése "Prince Charming", que te alegra la vista cada vez que aparece en pantalla; y la curiosidad perezosa de cómo llegarán al final los creadores de "Lost".

En resumen: cuarenta minutos con un encanto casi inocente que no sabes cómo acabarán. Y una buena moraleja sobre las veces en las que todos cogemos el camino fácil (o la magia, según el mundo en el que estemos).