Y es que, amigos, hay mucha diferencia de pasatiempo y entretenimiento.
Así es, hasta que se empieza a preparar la fiesta del final, la película apenas llama la atención.
Es un pasatiempo, es vistosa, original, pero para eso, pasar el rato.
De esos primeros setenta minutos, hay momentos hasta cómicos:
- La escena del principio, esa en la que está el portero matando un bicho parece un comienzo de película tipo Scary Movie.
- Los diálogos, lo cierto es que no son muy logrados, esa conversación de: "¿Dónde has aprendido eso?", a lo que contesta: "Lo he estudiado". ¡Dios! ¡Que filosófico!
- El momento en el que el portero está junto a la vieja, cuando una mariposa se la posa en el hombro, parece que está a punto de ponerse a cantar tipo peli Disney una cancioncilla de ser bueno con los animales.
- Cuando a cierto personaje (no revelaré quien es) se lo come el "perro", es que a mi se me escapó una carcajada, y la persona que estaba a mi lado no pudo evitar gritar "¡pringao!"
- La urbanización en sí parece el "Aquí no hay quien viva" americano, el portero desquiciado, un padre con un hijo, una china que resulta que sabe lo que más le interesa al prota, una obesa, una panda de fumaos...
Que risas que llevaba.

Pero cuando la ninfa empieza a hablar por señas en la ducha, eso ya me atrajo. Y a partir de ahí me cautivó. Todo va pasando con tal armonía y naturalidad... Y esos últimos diez minutos, con esa fantástica música de James Newton Howard (que no me puedo creer que todavía no le entreguen el Oscar después de la maravillosa música de El Bosque).
Si no llega a ser por ese paseo de brillantes imágenes, música y carismáticos personajes, no se si habría aprobado la película.
Así que, no la dejeis de ver a la mitad, que ese final, aunque no sea el final de "El sexto sentido", "Los otros" o "¡Olvídate de mí!", pero es que es precioso. No es nada de argumento, es de como un argumento simple es contado maravillosamente por una música suprema, unas imágenes finales perfectas y unos personajes que ya te has encariñado.

Sin duda, un Shyamalam menor, no se puede comparar con el Bosque o El Sexto Sentido, pero aún así es buena.

"¡Adiós señor Hipps!", me encantó la china, que dijese lo que dijese, siempre se despedía igual.