Primer punto a mencionar, aunque negativo, es el débil guión que tiene, y muy débil con frecuencia. En su despegue, creés que puede ser curioso el rato que pueda llegar a ofrecer, como también digo, que tiene minutos interesantes, aunque no diría lo mismo con la manipulación del foco de cámara; errático cuando más necesita estabilidad y base, no sabes ubicar la acción cuando el festival vuelve a sonar, es confuso y esquivo, y pierdes el hilo cuando el chorro de sangre intenta ser mostrado en pantalla.
Es demasiado inestable.

Una vez transcurrida su primera media hora, da pie a la típica producción yankee destinada a saciar el pasatiempos del menos dispuesto en usar el cerebro, y eso me cabrea, porque mientras vemos el propósito de todo esto, no consigues desdibujar la sonrisa que adorna tu careto mientras visualizas este barato panfleto subterrestre con agua de por medio que sí tenía más disposición en "The Descent".

Me ha gustado ver a Lena Headey aquí, mucho, y tiene, unos tramposos tres minutos finales que... me hicieron simpatizar un poco más. Pero por ello no quita ser incluida en la media de producciones sin mucho que ofrecer.

Tú sabrás.