Una película que entretiene la cuerda en permanente tensión, que muestra, que incide en unos comportamientos deudores en cierto modo de una época concreta, pero sobre todo de un carácter palpablemente más universal por lo identificables que siguen resultando. La mezquindad, la miseria, falta de respeto o cobardía no rezuma, sino encaja perfectamente en la visión del mundo compartida por el telón de fondo, donde deambulan las relaciones sociales que se establecen entre los protagonistas de esta historia. Se vuelve a constatar en muchas de las secuencias en relación a tipos o situaciones, la prácticamente inexistente disyuntiva entre los dos recurrentes colores, por un doloroso tono grisáceo que empaña, sombrío hasta la más blanca luz de una mañana. Como dijo alguien más arriba, coherencia en la construcción de cada uno de los personajes, en la confluencia permanente de una realidad cercana hasta la muerte. “Como bandadas de gaviotas, arremolinaranse alrededor del hambre, unos con el estómago vacío, otros por egoísmo”.