China, años 80, la política de "un solo hijo" es palabra de Mao. Una pareja se ve obligada a abortar porque ya tienen un retoño y por una calamidad del destino pierde a éste poco después en un ahogamiento. El único testigo de ello es el hijo de una pareja de amigos que para más INRI han jugado un papel importante en la "invitación" a un aborto que, por otra parte, deja a la pobre mujer estéril. Drama. El primer matrimonio dice que no guarda rencor a nadie pero decide irse a otra ciudad para olvidar y adopta a un niño que les sale problemático y un poco macarra. Más drama. Al final, después de mucho penar el ni-ni parece que se endereza y las dos familias acaban reconciliándose con el pasado, y el niño que sobrevivió y que guarda un terrible secreto lo desembucha al final de la pinícula, de modo que todo alcanza una cierta serenidad asiática y un reencuentro con la vida y sus cosas inevitables. Y China se da cuenta de un día para otro de que se quedan sin gente y ya se pueden tener más niños: a buenas horas.
Lo anterior, que se tarda un minuto en contar, se traduce en tres horas interminables de continuos flashbacks, vueltas y revueltas y si hoy es jueves esto es Beijing. No se si se acuerdan de cuando Homer está en el cine y preso del más absoluto desconcierto pregunta en voz alta "¿Quién es este tio? ¿Quién es este tío cuando he preguntado quién es este tío?": pues lo mismo, pero con chinos. ¿Problema?: Pues que salvo el momento en el que la trama se desarrolla en la actualidad (los actores están muy bien actuados y muy bien envejecidos), en el resto de épocas no te enteras bien de los saltos. Yo no te voy a decir que cambies el etalonaje de las escenas y pongas lo más antiguo en sepia o le metas otro granulado, pero es que entre los 80 y los 90 están todos los personajes prácticamente igual y solo gracias a los cambios de ciudad y a detalles de ambientación vas sobreviviendo. Al final es cierto que te enteras de toda la trama, pero llega un momento a mitad de la película que ya solo quieres que acabeeeerlll.