Las crisis por decreto de intereses es el modus vivendi con el que las últimas generaciones en Latinoamérica hemos sido acondicionadas, irremediablemente conferidas de nacimiento. Acá las crisis algunos las viven, otros la soportan y la mayoría las sufre. Los cambios inesperados que la globalización contrae azotan incuestionablemente a las clases menos favorecidas, sometiéndolas a la carestía en su totalidad y propiciando salidas que agravan otros problemas que como sociedad se viven.

El individualismo que prevalece en cualquier ámbito donde se ejerza política, siempre desata la ruptura –tal y como se puede observar dentro de "Próxima Salida"–, beneficiando al que la propicia y desarticulando la estructura a vencer. La jodida política es así, se mueve con respecto a intereses de unos cuantos y no importa sacrificar el bienestar de la población al precio que cueste.

La propuesta es algo más que política, es la desesperación de 6 personas desempleadas sujetas a la presión familiar, económica y social, conduciendo al espectador hacia un clímax inesperado en el que varios de sus protagonistas se sincronizan para desencadenar caos, con el cual se reitera la ineficacia del sistema económico para las mayorías.

Aunque es una película con ritmo sosegado, no deja de ser decisiva y con elementos a destacar como las actuaciones de Darío Grandinetti, Vando Villamil, Ulises Dumont y Óscar Di Soto.* También la música se vuelve muy acorde y puntual con lo que se proyecta, con lo que se quiere transmitir.

Una cinta de drama social con un riel bien definido, aunque se me desploma a la posición siete por un final poético.