Algún día miraremos atrás y echaremos de menos a Pixar (o, al menos, a esta época de Pixar). A pesar de que se empeñe en los últimos años en sacar secuelas vacías con ideas geniales (sobre todo desde que Disney tomase el timón del barco), la compañía del flexo nos ha dado algunas de las mejores películas de animación de la historia y que, en calidad, son capaces de competir y de mirar a los ojos, de hablar de tú a tú a las producciones de alto calibre.

Así, tocaba hacer una revisión de ‘Ratatouille’, aclamado film en su momento y que me dejó un gran sabor de boca, pero que mi cabeza ya apenas recordaba. No puedo decir otra cosa que no sea qué buena y qué bonita es. Es la enésima revisión, con elegancia y brillantez, de la historia sobre la amistad, lealtad, la superación… pero con el toque puramente Pixar de no tomar al público por tonto, ni a los padres ni a los niños. Qué todo el mundo sea capaz de disfrutar viendo a Remy, una rata, cocinar, que todos cojamos simpatía y cariño al pobre Linguini, que nos emocionemos y regresemos a la infancia… como lo hace el pobre crítico.

Luego está el apartado técnico, que sigue siendo superior. Mira que han pasado años de su estreno y su París luce como el primer día. Apoyado en una banda sonora que no recordaba y que es sumamente buena, ‘Ratatouille’ deja poca duda. Es enternecedora cuando tiene que serlo y divertida el noventa por ciento del metraje restante. Obra mayor de la factoría.

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