John Landis, el director que nos regaló el videoclip de "Trhiller", la película de culto "Un hombre lobo americano en Londres" o la genial "Granujas a todo ritmo", se embarca en la película más estúpida (el título le va perfecto) y más mala que jamás haya podido rodar un director, con perdón de Ed Wood.
La trama no hay por donde cojerla, te da igual lo que pase porque todo es tan tonto y desfasado que te importa un comino lo que le pase al pesadito de Tom Arnold y su familia de imbéciles.
Cada escena debería ser delito, creo que la hicieron para poner a prueba la paciencia y la inteligencia del espectador. Aquí todo da repelús, y si no fuera porque espero venderla en algún Cash Converters, ahora mismo cogería la película y la lanzaría lo más lejos posible desde el balcón, solo espero que mi reproductor de dvd no haya sufrido las consecuencias de reproducir tal bodrio infumable.