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Spark rating:
5
4.9
14,636
Drama
It's summer, Daniel just broke up with his girlfriend and was told by his mother that her job needs her to move to Fresno for the summer which Daniel doesn't like. Mr. Miyagi was going to let Daniel stay with him until he receives a letter from Okinawa telling him that his father is dying. So Miyagi leaves to go there and Daniel joins him. Miyagi tells Daniel that the reason he left Okinawa was because his best friend, Sato whose family ... [+]
Language of the review:
- es
June 10, 2010
19 of 24 users found this review helpful
Nueva lección del señor Miyagi:
"Para hombre sin perdón, seguir viviendo es más castigo que morir". Pues eso. La frase es aplicable a esta saga que se castigó viviendo más de lo que la correspondía.
La trama se repite, aunque su tratamiento empeora bastante más (el tema se siente más tópico y forzado si cabe, su repetitividad hace algo de mella en el asunto y el sosegado ritmo en su desarrollo que se daba en la anterior entrega, aquí es casi continuado). Al final resulta mucho menos interesante y profunda que la anterior.
De nuevo tenemos un film dirigido a un público joven con un argumento que se repite de nuevo: ahora es al señor Miyagi (y a su pobre pueblo de Okiyama) al que persiguen injustamente unos matones pandilleros...
"Para hombre sin perdón, seguir viviendo es más castigo que morir". Pues eso. La frase es aplicable a esta saga que se castigó viviendo más de lo que la correspondía.
La trama se repite, aunque su tratamiento empeora bastante más (el tema se siente más tópico y forzado si cabe, su repetitividad hace algo de mella en el asunto y el sosegado ritmo en su desarrollo que se daba en la anterior entrega, aquí es casi continuado). Al final resulta mucho menos interesante y profunda que la anterior.
De nuevo tenemos un film dirigido a un público joven con un argumento que se repite de nuevo: ahora es al señor Miyagi (y a su pobre pueblo de Okiyama) al que persiguen injustamente unos matones pandilleros...
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
... pero todos sabemos que el señor Miyagi se basta y se sobra para vencerlos y en un minuto dejaría KO a 100 mafiosos con metralleta. Y así, esperado a que el gran maestro cual Yoda se decida a actuar en el asunto, tenemos ya muy poca enseñanza maestro-pupílo (los pocos momentos de aprendizaje siguen siendo de lo poco poderoso) y Daniel-San más que de alumno hace de turista algo plasta por el lejano Oriente.
Lo mejor de la película y lo que la rescata es por supuesto el personaje interpretado por Pat Morita: un señor Miyagi que es sobreexplotado pero que sobrevive. Y aunque aquí ya es un Superabuelo al que solo le falta la "S" en el pecho con los colores de la bandera de Estados Unidos, todas sus situaciones, frases, enseñanzas y filosofías siguen despertando cariño y gracejo y se pasan en un suspiro. Y hacen que la inocencia e ingenuidad con la que se nos narra la historia resulte ridícula pero produciendo una gran y agradable ternura en los momentos en los que Morita hace acto de presencia.
Eso no quita para que la película tenga momentos muy tontos y ridículos (como japoneses que hablan entre ellos en un inglés robótico, situaciones de americanadas vergonzosas donde Japón queda a la altura del betún como un pueblo rústico e ignorante mientras que USA es paraíso del desarrollo, el bienestar y el buen rollo, una poca fidedignidad a lo que son las costumbres reales del pueblo nipón, un Karate algo desvirtuado, etc.) pero unidos a algún otro momento más emocionante, emotivo e intenso. Porque la cinta también tiene sus cosas buenas como una hechizante banda sonora de Bill Conti bien insertada que aviva la narración acompañándola casi siempre, unos actores orientales secundarios muy dignos y sobrios que transmiten muy bien su seriedad, importancia y marcialidad, y unas estupendas recreaciones en bellos paisajes del Japón más rural.
Confieso que lo oriental me puede, y esta excursión de Daniel-San y el señor Miyagi por el Jápón menos avanzado resulta más llevadera y entretenida de lo esperada gracias a tener al señor Miyagi como un guía siempre ocurrente y cautivador en la palabra.
En fin. Una película para adolescente con malos muy malos, buenos muy buenos y algo de Karate y superación personal. Aun así le cinta es mínimamente entretenida porque se sostiene gracias al carisma de Pat Morita que es el protagonista casi absoluto (¡menos mal que creó un gran personaje!).
Lo mejor: Un enternecedor Pat Morita. La banda sonora.
Lo peor: El tufillo a americanada ensalzadora a expensas de degradar al pueblo japonés.
Lo mejor de la película y lo que la rescata es por supuesto el personaje interpretado por Pat Morita: un señor Miyagi que es sobreexplotado pero que sobrevive. Y aunque aquí ya es un Superabuelo al que solo le falta la "S" en el pecho con los colores de la bandera de Estados Unidos, todas sus situaciones, frases, enseñanzas y filosofías siguen despertando cariño y gracejo y se pasan en un suspiro. Y hacen que la inocencia e ingenuidad con la que se nos narra la historia resulte ridícula pero produciendo una gran y agradable ternura en los momentos en los que Morita hace acto de presencia.
Eso no quita para que la película tenga momentos muy tontos y ridículos (como japoneses que hablan entre ellos en un inglés robótico, situaciones de americanadas vergonzosas donde Japón queda a la altura del betún como un pueblo rústico e ignorante mientras que USA es paraíso del desarrollo, el bienestar y el buen rollo, una poca fidedignidad a lo que son las costumbres reales del pueblo nipón, un Karate algo desvirtuado, etc.) pero unidos a algún otro momento más emocionante, emotivo e intenso. Porque la cinta también tiene sus cosas buenas como una hechizante banda sonora de Bill Conti bien insertada que aviva la narración acompañándola casi siempre, unos actores orientales secundarios muy dignos y sobrios que transmiten muy bien su seriedad, importancia y marcialidad, y unas estupendas recreaciones en bellos paisajes del Japón más rural.
Confieso que lo oriental me puede, y esta excursión de Daniel-San y el señor Miyagi por el Jápón menos avanzado resulta más llevadera y entretenida de lo esperada gracias a tener al señor Miyagi como un guía siempre ocurrente y cautivador en la palabra.
En fin. Una película para adolescente con malos muy malos, buenos muy buenos y algo de Karate y superación personal. Aun así le cinta es mínimamente entretenida porque se sostiene gracias al carisma de Pat Morita que es el protagonista casi absoluto (¡menos mal que creó un gran personaje!).
Lo mejor: Un enternecedor Pat Morita. La banda sonora.
Lo peor: El tufillo a americanada ensalzadora a expensas de degradar al pueblo japonés.