Amable y jovial cinta de animación infantil sobre un caracol de jardín que sueña con ser veloz y participar en las carreras más importantes del mundo.

A primera vista, y tras haber visto "Cars", "Aviones" y todas las demás cintas infantiles sobre carreras, "Turbo" no me llamaba la atención en especial. Y mis expectativas eran cero dada su absurda premisa y su predecible desarrollo infantiloide.

Pero resulta que "Turbo" llega a ser una película de lo más confortable y divertida en su hora y media de metraje. La cinta sabe colmarse de humor, optimismo y coyuntura.

La emoción que el caracolillo siente por la velocidad y sus competiciones se transmite con talento y agudeza con una banda sonora de Henry Jackman flamante, y con un sorprendente diseño de animación en las carreras (que además cuentan con un acierto y un dinamismo en sus planos asombroso). Con esto no es difícil que la cinta ya nos gane en su comienzo y nos retenga con el cómplice y difícil sueño del protagonista. Y además, la animación de los personajes es en general notable y entrañable (a pesar de no encontramos ante la quintaesencia de la animación, el que su diseño sea simple no quita para que sea tierno. En esta animación destaca el genial y chistoso uso que se le da a los ojos de estos caracolillos)

La trama por supuesto tiene algunos momentos típicos y esperados ("Turbo" no deja de ser un film centrado en un público infantil) en los que no se nota ningún esfuerzo a la hora de ahondar en ellos, pero los grandes puntos fuertes del film (su inolvidable humor y sus metáforas sobre el eterno idealismo) contrarrestan con creces los puntos débiles del guión. Y es que por lo general, la temática de "Turbo" está muy bien conformada. La trama evoluciona con ligereza y bastante chispa. Y la construcción de sus personajes es más que correcta, algunos de ellos se hacen entrañables (a destacar esa pandilla de humanos perdedores: unos comerciantes sin clientes y en crisis sin nada que perder y sí mucho que ganar, que con su idealismo y esfuerzo serán el gran apoyo de Turbo. Pero sobre todo destaca el joven Tito que toma a Turbo como mascota y que es construido en su personalidad como un paralelismo del soñador caracolillo. Tanto el caracol naranja como el regordete vendedor de tacos luchan con fe por los objetivos que desean en su vida. El mantener sus sueños por muy difíciles que parezcan, les mantienen el espíritu vivo y animoso; y así con su inconformismo, empeño y voluntad de superación consiguen grandes logros. Una fábula muy bien conformada, transmitida y acomodada que debe servir de inspiración al público.

Pero por supuesto el sueño de Turbo y Tito de participar en las 500 millas Indianápolis es ridículo, y el film aprovecha la absurdez de su premisa para dejar eficaces momentos de humor. Y además, para que Turbo triunfe también necesita unas buenas dosis de suerte, y ahí entran los mejores momentos del guión. Y es que la suerte se pone de lado con este caracolillo que recibe unos superpoderes en el que es sin duda el mejor momento de la película que parodia a la saga de "A todo gas" y a la primera entrega de "Spider-Man". Ese segundo tercio del film deja además muchos momentos cómicos desternillantes, con unos poderes "automovilísticos" que Turbo descubre que son un "puntazo" lleno diversión y singular emoción.

Quizás el film flaquee algo en su último tercio con menos humor y más acción previsible. Pero esto no desdibuja demasiado todos los ingeniosos detalles cómicos, y sobre todo no hace olvidar a personajes como Tito (que es puro amor y que queda en la memoria) y la relación con su mascota que es de gran ternura.

En fin. "Turbo" es una cinta alegre, inspiradora y con una comicidad gamberra de lo más destacable. Recomendable para niños y adultos.

Lo mejor: El momento en el que Turbo adquiere sus superpoderes...