Si uno hace un poco la vista gorda y no se dedica a la ingrata tarea de buscar fallos en el guión, esta película se ve con cierto interés y acaba resultando incluso simpática y entrañable. Los personajes caen bien, más que nada porque no hay malos malísimos, y las andanzas del acemilero, incluso en las situaciones más extremas, son siempre tranquilas y sin sobresaltos. La historia fluye sin grandes dramas, no se mete en berenjenales ideológicos, pero tampoco profundiza en ningún tema: ni es una comedia para descojonarse, ni es un dramón al uso, ni es una radiografía política o social de la época. Se trata de una historieta bien contada, con buenas interpretaciones, con deficiente fotografía, pero con buena intención. No hace falta compararla con "La vaquilla".