Estas líneas están escritas para las inherentes Antes del Amanecer y Antes del Atardecer.
Una historia de amor imprevista y espontanea. La vida de dos personas cambia por tan solo dos citas de un día de duración cada una.

La primera película narra el encuentro. De una situación casual e informal, surge la atracción inmediata y la decisión de compartir un día juntos en una ciudad desconocida. A la belleza y magia del entorno en un precioso día de verano se van sumando sonrisas, gestos, roces, miradas, conversaciones, paseos, silencios, manos entrelazadas y besos.
El tiempo se agota. El amor fulminante aumenta. Y la ansiedad por la pronta separación se intensifica y se mastica en el estómago encogido del espectador.
¿Que ocurrirá tras esas últimas horas juntos que desembocan en una noche de pasión a la intemperie?

Ellos eligen crear el mito. Un sueño fulgurante en una noche irreal. Haber estado en el cielo... conocido y amado a un ser platónico. Las memorias de una ilusión antes que una realidad agonizante. El recuerdo de las llamas frente a la realidad de un fuego que se apagará lentamente...

9 años pasan (en la película y en la vida real) hasta llegar la segunda entrega. El rencuentro. Nos sorprendemos con dos personajes y dos actores más maduros. Ambos han rehecho su vida. Pero a lo largo de la cinta, descubriremos las secuelas de aquel día mágico en Viena. Y el despertar y renacer de aquellos sentimientos en dos corazones más maduros.

Una bellísima historia de amor natural.