Esta película está llena de momentos absurdos, de comentarios soeces, de humor facilón... pero también tiene diálogos ocurrentes, comentarios ingeniosos, juegos de palabras, y sobre todo, una especie de humor universal y evidente que hace que uno no pueda evitar reírse.
Detrás de toda esa sarta de hilaridad hay un trasfondo politico, una crítica moderada, y algunos destellos que hacen que uno piense mientras se ríe, cosa que es muy valorable.

El personaje de Zohan es absolutamente imposible, es raro, es entrañable y ordinario a la vez, es simple y llano, es... indescriptible.

No soy aficionada a las películas de argumento absurdo, pero cuando aparece Adam Sandler en acción, no puedo sustraerme.

Puedo afirmar que me reí hasta que se me saltaron las lágrimas, incluso di palmadas en las apoyabrazos de la butaca del cine. Y a mí me gusta que una película me haga reír, sea absurda o no.

La recomiendo de verdad.