Antz llegó a los cines el mismo año que la edulcorada, típica, facilona, infantil y sobrevalorada Bichos, pero claro, por aquel entonces, Disney seguía siendo intocable y habría que esperar 3 años más a que llegara el ogro verde que la hizo temblar.
Pues resulta que la que yo ví en el cine, con cinco añitos, fue Antz. En su momento se quedó grabada en mi mente por el horrible aspecto de las "hormigaz", por lo irritante de su protagonista y por la maravillosa llegada al paríso de los pic-nics.
Estos recuerdos flotaban en mi memoria, vagos e imprecisos, cuando volví a verla hace unos mese en la tele. Y fue entonces cuando me dí cuenta del auténtico valor de esta película, una cinta impensable para la predecible Disney.
Es ahora cuando realmente puedo decir que "he visto" Antz, que he captado su valiente mensaje, un mensaje muy lejano al de las historias empalagosas a las que estaba acostumbrado. Antz es cruel, irónica, ácida y por encima de todo, realista. Una parodia de la historia moderna de la humanidad y la destrucción del prototipo de héroe y damisela propio del cine infantil.
Ay, tanto Pixar... ¡despertad!