De las dos primeras entregas de esta saga a esta tercera entrega se advierte un cambio: el tono se vuelve más adulto, si no más oscuro. Pasamos del espectáculo de masas a la guerra de masas, y en ambas fases lo tecnológico, lo audiovisual, lo propagandístico, adquieren una gran importancia, por lo que no hay, en realidad, un gran salto en esta tercera entrega. Lo que sí se advierte en este film es un problema -¿un defecto?- narrativo: pasan muchas cosas que no se muestran, que tan sólo se cuentan o se explican en los diálogos, o se quedan en un socorrido espacio en "off"; por ejemplo, la situación como cautivo de Josh Hutcherson, o la destrucción del distrito 12, o el comienzo de la rebelión, o cómo ésta se convierte en una guerra abierta entre dos bandos. Da la impresión de que los responsables de la película se ven obligados a resumir tanto el contenido literario de base que prefieren mostrar en la pantalla sólo lo que más les interesa, dejando al espectador que se imagine lo demás.

Como en las anteriores entregas, destaca el reparto, y destacan los actores y actrices secundarios que rodean a Jennifer Lawrence, hasta el punto de eclipsar a la protagonista, y dejando al espectador la sensación de querer saber más de ellos. Me refiero a los personajes de Donald Sutherland, Philip Seymour Hoffman, Woody Harrelson, Julianne Moore, Sarita Choudhury, Natalie Dormer...

Es un film entretenido, que se deja ver, pero el resultado está muy por debajo de sus posibilidades.