Tras unos tacos de madera Staunton perfectamente tallados y pulidos se esconden el egocentrismo y las frustraciones de cualquier jugador profesional de ajedrez.

Este antiquísimo juego, idolatrado por unos y despreciado por otros, no solo ha consumido ingentes horas de multitud de seres humanos, sino también el cerebro de algunos de los mejores jugadores del mundo tal y como le ocurrió a “Bobby” Fischer.

En un Campeonato del mundo único en el que no solo se jugaba al ajedrez, pues las repercusiones del encuentro alcanzaban de lleno también a las mas altas esferas políticas de los dos gigantes mundiales en ese tiempo muy enfrentados, Estados Unidos y la Unión Soviética, el mundo seguía a diario con vivo interés su desarrollo.

Edward Zwick pone en escena la famosa confrontación Fischer/Spassky destacando especialmente las facetas asociales y paranoicas del Campeón americano.

Aunque el film se ajusta bastante a la realidad, en ningún momento llega a tocar las cotas de tensión e interés necesarias de un acontecimiento único de la historia.