Antes de comenzar mi crítica, quiero añadir que soy un ferviente admirador del trabajo de Martin Scorsese, de su Henry Hill y su La Motta, de la forma de representar los ascensos y las bajadas que la vida nos trae, y sobre todo, de como la avaricia rompe el saco, de como el hombre es un lobo para el hombre.
Precisamente un lobo es lo que se nos presenta, y en el cual yo tenía la esperanza de que el actor no cayese en la gracia de "arrepentirse" o de encontrar la "vida correcta". Jordan Belfort, es lo que es, un producto, una persona que quiere alcanzar unas cotas de poder y riquezas, sin importar el cómo. Y efectivamente, no se arrepiente.
No se cae en lo básico de juzgar a un grupo de personas por sus actos carentes de principios éticos, sino que esto es lo que son, y lo que más de uno, dos y tres desean ser (gran escena final). No se puede prejuzgar a una serie de personajes, cuando vivimos en un sistema que básicamente nos inculca esto desde pequeños,a ser el más y mejor. Y esto es lo que me transmite la película de forma gamberra y divertida (escenas graciosas por lo carismático de los personajes y sin caer en las bromas fáciles).
De los actores, excelentes papeles con un Di Caprio soberbio que merece un reconocimiento en forma de premio (el popular esta más que consumado). Mención especial al pequeño papel pero de gigantescas dimensiones de McConaughey.

En resumen, Scorsese se reinventa en un film desenfadado, atrapante y aunque pueda parecer un poco largo,muy recomendable para cualquier amante del cine.