Por muy atractiva que sea la idea original, sin un guión bien elaborado y un tono mínimamente creíble, una película como ésta puede resultar de lo más absurda, pues aunque el cine sea ficción, si no dotas de una lógica a lo que estás contando es imposible que el público se tome en serio la historia y, por tanto, no se engancha. Es el caso de Grace cuyo planteamiento no tiene ni pies ni cabeza, tan hueca resulta la historia que han tenido que entremeter subtramas que no aportan nada a la principal relacionadas con una amiga boyera, una suegra obsesa y un médico salido.
Además con tan poco arte dirigiendo, la película se hace lentísima, y la fotografía, más que conseguir el ambiente claustrofóbico que se intuye pretenden transmitir, acaba resultando anodina y cargante.

Una historia que podría haber dado mucho más de sí desarrollando diferentes frentes: políticos (la lucha por la potestad del bebé entre la madre y la suegra que no está enterada del percal), sociales (repercusión social del acontecimiento, repercusiones psicológicas en los personajes, cómo afrontan la situación), humanistas (qué, cómo, cuándo, por qué y de dónde viene todo), y así un largo etcétera de opciones que abrían ante una idea tan mal aprovechada como ésta.