Magnífica serie “pour connosieurs” del Oeste dividida en cuatro temporadas, que nos cuenta las andanzas de los espías del gobierno Jim West y Artemius, su inseparable colega y rey del disfraz, desplazándose en su tren privado por todo el país a la caza de los guiñolescos malos. Robert Conrad, en la piel del bueno de Jim, está más chulo que un ocho, viste una especie de ajustado traje flamenco y está lleno de gadgets, que le sacan de las situaciones más comprometidas. Tenemos ciencia ficción, karate, pistoleros, tramas bizarras realmente divertidas y es muy entretenida. Rodada en los tiempos en los que deslumbraba James Bond, está inspirada claramente en este, no llegando a desmerecerlo en ningún momento. Emitida en TVE allá por finales de los 60, principio de los 70, supuso, una iniciación a la fantasía cinematográfica, impagable para los chavales de la época. No es la nostalgia la que me mueve a tanto elogio, la he vuelto a ver hace poco y resulta tan sumamente entretenida como la recordaba. No confundir con la soplapollez de largometraje con Will Smith y Kevin Kline con el mismo título y los mismos personajes. Cada capítulo es auto concluso.