Aquí tenemos a Bruce Willis como lobo solitario sacando de su boca sapos, culebras y frases del gremio.

En sus andanzas se encuentra con problemas, gente pesada, problemas, coches que vuelan por los aires, mandatarios corruptos y cómo no, más problemas.

El colega distraído que no tiene otro remedio que unirse a la fiesta, que resulta muy hablador y pese a ello incluso útil no podía faltar en esta película, el contrapunto famoso para que todo vaya como la seda.

Hasta aquí todo normal, pero hay algo importante que diferencia las películas de acción de Bruce Willis del resto: son de las pocas que se ganan un espacio en mi memoria y no las olvido de inmediato tras ver en pantalla FIN.

Parecerá una tontería pero se permiten por sí mismas catalogarse en una sección especial por el cinismo de las bromas más serias de Willis y para qué disimular, por la vidilla de las escenas más cafres donde todo el mundo posee armamento fabricado con el mismo material que el bolso de Mary Poppins, un pozo sin fondo de balas que sólo se terminan si la escena requiere un momento de tensión o un ingenioso cambio de arma que pille a todo el mundo desprevenido.


Tengo por costumbre escuchar y no olvidar las grandes frases que acompañan desde el exterior a estas películas, las que animan a verlas o que confirman el porqué apasionan a tanta gente, así que en este caso tengo que destacar dos:

- Si no te ríes y disfrutas con una película como "El último Boy Scout" es que no tienes corazón. Ni sentido del humor.

- Si no ves "El último Boy Scout" antes de los 25 tu cerebro se desintegra.

Siempre es reconfortante escuchar hablar a los expertos, y aunque disto mucho de conocer todos los detalles por los que alguien debería crecer con este tipo de películas, sólo defenderé el derecho a seguir riendo con cualquier escena donde la ironía de Willis no es producto de nuestra imaginación, y agradecer a quien con una ligera insistencia consigue mostrarme pequeñas joyas de otros tiempos y que encima consiga disimuladamente que disfrute con ello. Aunque a veces sólo se logre algo así con quien los prejuicios fílmicos son mínimos, convertiré esto en una cadena de favores y perseguiré al próximo que se queje de este tipo de películas para que la vea y arranque una pequeña sonrisa. Será como un mensaje del duro corazón de Joe al duro corazón del inocente prejuicioso.