Película de animación producida por Dreamworks y dirigida por John Stevenson y Mark Osborne, quienes aprovechando la cuestión olímpica, nos ofrecen un producto típicamente oriental, en el que un panda que se dedica a cocinar fideos con su padre, llamado Po, por lo visto está llamado a ser un legendario guerrero.

Es cierto que la temática del film es claramente oportunista y que en el fondo su trama no es más que la nueva vuelta de tuerca de una aventura de superación personal, desde el estrato más bajo hasta lo más alto, con los típicos buenos y los (no menos) típicos malos.

Hasta aquí, nada nuevo. Sin embargo, por encima de lo rutinario de su entramado argumental, lo que nos ofrece Dreamworks es una animación impresionantemente conseguida, con unos efectos plenamente conseguidos, llenos de acción y dinamismo que es toda una declaración de principios sobre el nivel tecnológico a que está llegando el cine de animación. Por otro lado, también hay que destacar que tanto en el desarrollo, como en la preparación de varios "gags", el film huye deliberadamente de referentes reconocibles, consiguiendo una identidad própia y personal, cuando lo fácil era recurrir a figuras conocidas del kung fu, como el malogrado Bruce Lee. Sólo por eso ya merece la pena ver el film, con el que a buen seguro se pasa un buen rato.