Nueva entrega de los hermanos Farrelly conocidos sobre todo por haber realizado alguna de las comedias más irreverentes y escatológicas de los últimos años. La historia, de entrada, promete: Sus protagonistas son dos matrimonios que ya estan entrando en edad madura, por un lado tenemos a Rick y a Maggie (Owen Wilson y Jenna Fischer) y por el otro a Fred y Grace (Jason Sudeikis y Christina Applegate). Decir que están felizmente casados sería quizás exagerar. Instalados en plena rutina, las mujeres de ambos matrimonios, cansadas de ver a sus maridos admirando otros traseros que no son los suyos, deciden permitirles una semana para que hagan todo lo que quieran y que luego vuelvan al redil.

El punto de partida parece prometer. Más en manos de unos realizadores irreverentes y poco convencionales. Pero a la hora de la verdad, los Farrelly no se atreven a ir demasiado lejos con un tema tan peliagudo como es la familia. Plantear que la vida en familia es rutinaria, está exenta de emociones, y tan llena de compromisos como falta de una mayor regularidad sexual, es una cosa. Pero de ahí a destrozarla, va un camino. Por ello, nuestros protagonistas dejaran pasar los días "libres" intentando retomar aquellos años de desenfreno juvenil de juergas y ligues ocasionales, para los que están totalmente oxidados. Paradójicamente, sus mujeres en pleno retiro espiritual, no les cuesta mucho entablar relaciones incluso con jóvenes a quienes ya sacan una edad.

El film es más interesante cuando se plantea no desde el punto de vista cómico sino desde el punto de vista tragicómico. Y es que es difícil sustraerse del patetismo que transmiten sus dos protagonistas intentando reproducir los mismos trucos y estrategias de ligoteo que décadas atrás les podía funcionar pero que en la actualidad dan una imagen patética. Lo malo es que los realizadores no consiguen aprovechar esa idea para hacer un film más acido, y en su lugar tiran por el chiste chabacano y escatológico.

La historia está salpicada (en algunos casos nunca mejor dicho) de situaciones que intentan ser divertidas, sin acabar de conseguirlo en muchos casos y con algún que otro "gag" marca de la casa. Pero lo cierto es que el film se nos antoja rutinario, sin apenas gracia, y tirando del humor fácil y en ocasiones escatológico, solo salvado por alguna que otra secuencia aislada. El reparto, por su parte, tampoco es que ayude demasiado. Owen Wilson se limita a deambular por la pantalla con ese peinado y cara de "niño bueno". Por su parte, Jason Sudeikis consigue estar algo mejor. Respecto al reparto femenino, ni Christina Applegate ni Jenna Fischer tienen muchos momentos como para lucirse demasiado ya que prácticamente toda la historia está orientada en el lado masculino.

Esa resolución final tan convencional que viene a ser una defensa a ultranza de los valores familiares más rancios es lo que más daño hace al film. Y más si los firmantes del mismo son los hermanos Farrelly.