Cabe pensar si, de no ser Disney quien estuviera detrás de Cruella, podría haberse creado una versión mucho más siniestra e inquietante de este mítico personaje de 101 Dálmatas. Quién sabe si quizás podríamos haber visto algo parecido a Joker.
Obviamente, Disney, estudio familiar donde los haya, no va a optar por esa vía tan oscura, pero aun así sorprende que esta Cruella sea tan ácida, tan cómica, y con tan mala baba, dentro de sus limitaciones, obviamente. Una Cruella con un pasado criminal, con una venganza que la motiva (por desgracia, ya que es la pata más coja de la silla) y con mucha jeta y, como decimos, mala baba. Es decir, todo lo que ha definido a Emma Stone como actriz de comedia en una carrera absolutamente brillante. Y encima, Disney ha tenido el buen ojo de poner frente a ella a otra superlativa actriz de comedia (o de no comedia) como es Emma Thompson, y la gran gozada de la película es verlas juntas y observar lo bien que se lo pasan siendo tan sibilinas, pijas y, sí, crueles la una con la otra.
La película no es una obra maestra, y le sobra metraje por todas partes (¿casi dos horas? ¿de verdad?), pero sin duda es un entretenimiento absoluto y un disfrute con ciertas gotas de limón ácido entre la habitual dulzura marca de la casa. Estupenda.

Lo mejor: Emma Stone y Emma Thompson, dos excepcionales actrices cómicas pasándoselo en grande.
Lo peor: Pensar en qué hubiera hecho otro estudio con esta historia, y si no podría haber sido algo tipo Joker (en manos de otro estudio, repetimos).