Seamos sinceros: Teen Beach Movie era una gozada. Al menos para quien no le pidiera peras al olmo. Era divertida, paródica (lo que se reía de los musicales y de las típicas películas playeras no tenía nombre), muy simpática y la música funcionaba perfectamente.
Sin embargo, Teen Beach Movie 2 no pasa de ser una peliculita entretenida para una tarde de verano. Y ya. La trama es sumamente floja, las canciones son inferiores (excepto la estupenda "On my own", que interpreta en solitario Ross Lynch) y están demasiado espaciadas en el tiempo y, sobre todo, la película es larga. Demasiado larga. 105 minutos son veinte minutos más de los que debería tener una historia de estas características, y se nota. Apenas ocurre nada, y cuando ocurre no tiene tanta gracia como en la primera película. Las escenas de Lela y Tanner en el mundo real rozan la vergüenza ajena (salvando el divertido momento en que sus amigos intentan instruirlos para que no canten a cada momento en medio del instituto), y tener a Brady y Mack en ese plan todo el rato tampoco ayuda, sobre todo porque el final nos lo sabemos todos ya desde el minuto 1.
Por suerte, como decimos, es entretenida y los actores se lo pasan bomba y le ponen ganas, así que cumple más o menos con su propósito.

Lo mejor: La canción "On my own".
Lo peor: La mucha gracia que ha perdido la propuesta. Todo por la manía de hacer secuelas.