Modesta película de ciencia ficción, ya prácticamente obsoleta en el momento de su estreno, no en vano, muchos de los elementos que componen la película se vieron superados por la realidad a la vez que se rodaba la cinta.
Pese a la parquedad de su argumento, que no puede ser más simple, contiene muchos datos que nos indican que el rigor no ha sido el patrón por el que se han guiado los creadores de la película.
Por ejemplo, que los cosmonautas lleven dentro de la nave una especie de gorro, muy parecido a los que llevaban los pilotos de la I Guerra Mundial. O que al salir al exterior de Marte sólo llevan máscaras de oxígeno, aterrizando en montañas nevadas.
Pero también hay que decir que resulta entrañable en cuanto a aspectos argumentales que resultan al menos curiosos, como que empleen cilindros para enviar mensajes a la Tierra o la relación entre la periodista y el protagonista, que está enamorado de ella pero la chica a su vez lo está de otro. Sus tiras y aflojas son divertidillos al menos.
Destacar la presencia de Marguerite Chapman, que viéndola con su vestuario de marciana la encuentras pero que muy sexy. En otros filmes no me había dado cuenta de la figura tan bonita que tiene.
Pero dejando aparte este detalle "carnal", tengo que decir que la película es bastante poca cosa y la dirección de Selander, como casi siempre, no puede ser más rutinaria.
Del montón, no es, en absoluto, representativa del género de la ciencia ficción yankee de los cincuenta.

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