Carta abierta a Anthony Mann

Estimado Anthony

Antes que ésta, había visionado tres de tus más aclamadas obras, y, curiosamente, a las tres las había puntuado con un comedido 6. En todas ellas me faltaba algo, no encontraba ese elemento sólido que caracteriza a los clásicos del western y que los convierte en inolvidables.

Pues bien, con "Horizontes lejanos" me ha pasado lo mismo. Qué casualidad. Tu propuesta me ha resultado algo descafeinada. Por eso, aunque podría haber sido otro seis, he decidido penalizarla algo más, la dejo en un 5,8.

Con este cuarto producto me he dado cuenta de tus debilidades, las que te convierten en un director que no está a la altura de los grandes. Me temo que estás algo sobrevalorado, y sospecho que quien te ha elevado a los altares son los cinéfilos menos exigentes y las productoras interesadas.

Lamento ser tan franco Anthony, pero la realidad se me ha revelado con todos sus matices. Fíjate que soy admirador del western, pero ante todo me debo al intento de objetividad. No te niego un alto dominio de tu oficio, se nota que te lo curras, y que eres ambicioso en tus propuestas. Pero hay ciertas cuestiones que penalizan y que no se pueden obviar.

Anthony, no sé de quién es el guion, pero lo he encontrado mal cosido. Desde el principio, la historia avanza con resolución de situaciones de una forma infantil (la escena de los indios, la escena en la taberna de Portland,...); también veo que transitas todo el metraje salpicándolo de humor cuando te interesa, o planteando momentos que resultan ciertamente ridículos (el papel del "gracioso" Segundo del barco; el poco creíble actuar de Cole (A. Kennedy); el papel comodín de Rock Hudson; el extraño proceder de Laura (Julie Adams) en Portland; el descerebrado proceder de los porteadores contratados para la caravana...)

Ya, Anthony, que quizás lo has planteado todo como un cuento para niños, no tiene otra finalidad, buscar una narración simple para que el público pase un momento agradable, siguiendo el Decálogo de Hollywood y ganando amigos gracias a la taquilla. Acepto tu propuesta, aunque la encuentro acomodada, porque juegas caprichosamente entre lo creíble y lo fantasioso. En cualquier caso, repito, lo acepto, y por eso te pongo la nota que te pongo y no te suspendo.

De verdad Anthony que he intentado entresacar todo lo positivo. Y he encontrado bastantes cosas. Buen trabajo de cámara, la luminosidad es espectacular, has trabajado con buenos actores (aunque el bueno de A. Kennedy me chirriaba con esas "boquitas" que me ponía durante la primera mitad de la obra), la filmación del desplazamiento de la caravana está de lujo, buen ritmo, creativo en el argumento... y sobre todo, esos momentos finales, tan emotivos, en los que casi se te encharcan los ojos.

Pero lo que al final me ha decantado en la nota es el mensaje recauchutado que nos planteas. En él se basa toda la película. Nos cuentas que el ser humano puede cambiar, aunque haya sido un ser de lo más malvado, y transformarse en un ser bondadoso. No siempre, pero puede ocurrir. El problema es que lo que estás planteando no tiene reflejo en la cinta, pues desde el principio vemos a James Stewart como un buen tipo, justo, legal, respetuoso, trabajador. El mensaje lo enuncias pero no lo vemos encarnado en la pantalla.

De hecho, haces trampa, nos engañas con el personaje de A. Kennedy y con el de Hudson. Por todo ello lo que he visto me ha parecido una película menor.

Espero que no te siente mal mi sincera crítica Anthony, hoy día hay mucho miedo a decir las cosas claramente, y no me extraña. Pero a través de esta carta si me atrevo. A lo mejor me paso de exigente, pero los tiempos que corren piden aguzar el entendimiento, si no la estupidez lo devorará todo.

Muchas gracias por los buenos momentos Anthony, quizás a la quinta sea la vencida.

Un abrazo