¿Cómo una excelente película de terror como era La señal ha podido engendrar tal tontería de secuela? Sin duda, la rentabilidad en las salas de cine sería más que sustanciosa, pero esta segunda parte de La señal es cuanto menos superficial y muy aburrida.
En vez de ahondar en la historia original, aquí prefieren el camino fácil y brindarnos un par de sustos, prescindir de cualquier explicación y santas pascuas. Todo lo que hizo de La señal un referente moderno en el género del terror (un guión inusualmente coherente e intrigante, unos ambientes fríos e inquietantes, su original planteamiento, su sorpresivo final) se ha perdido aquí. De vez en cuando, a lo largo de los 90 minutos, se les ocurre conectar con la primera parte, para que no digan, pero a mí no me engañan. Esta segunda parte no es digna, es muy floja, no logra mantenerme pegado a la pantalla y no digamos ya lo de inquietarme. Sólo salvo a Naomi Watts, pero eso no hace falta ni decirlo. En fin, una pena.