Vamos a ver, ¿qué persona con dos dedos de frente puede decir que esta película es una basura? Lo había oído tantas veces que no pude resistirme a verla y, efectivamente, me pareció buena. Es una pena ver como estamos acostumbrados al cine fácil y a que al final de las películas de thriller psicológico nos tengan que poner una avalancha de imágenes explicándonos toda la trama (casi siempre bastante obvia) como si fueramos tonticos. Si algo le agradezco a la señorita Jennifer Kent es que no me haya tratado de esta manera y me haya relatado la historia con la mayor objetividad posible y sin pensar en si mi inteligencia dará para entender su obra o no.
Miedo no da, me dicen también. No, a mí no me dio miedo, pero tiene que catalogarse también como cine de terror porque hay gente más sensible que con ciertas escenas se podría sobresaltar, y eso es así. Además, la atmósfera lúgubre, la fotografía, los colores, la progresión angustiosa de la trama que desciende y desciende como una espiral, son también factores propios del cine de terror y del thriller psicológico, así que no os pongáis quisquillosos, que no es la primera ni la última película "de miedo" que no os va a dar miedo.
Por lo menos esta hace pensar, recapacitar, leer entre líneas, disfrutar de las "metáforas" y las curiosas asociaciones y disociaciones que puede hacer el cerebro humano cuando sufre un trauma. En fin, me parece una película muy interesante y que acaba con la cabeza muy alta y con mucho orgullo, casi como recordando que la miel no se hizo para la boca del asno. No será la película de mi vida pero por lo menos es inteligente, y eso, en el género de terror tal y como estamos hoy en día, hay que valorarlo.