De todas las cosas sobrenaturales, religiones, jabones de la descarga, magia negra, poderes de todo tipo, espíritus, zombies, vírgenes que lloran sangre, sectas, de las que he escuchado a lo largo de mi existencia, lo único que me ha hecho tambalear mi posición científica al respecto es el vudú -también los asiáticos con su chakra pero es más racional y hasta tiene justificación médica-. El asunto del vudú, no sé si porque los haitianos se lo han currado muy bien o qué, pero me mete miedo en serio. Es perverso, mítico, se conoce poco y cuanto más sabes, más te espantas.

Lo bueno de "La serpiente y el arco iris" es que recrea con bastante fidelidad los mitos del vudú, y por tanto genera cierto miedo. Pese a ser una película sobre hechos sobrenaturales, se la ve con total credibilidad, su hilo de verosimilitud no tambalea nunca. Incluso posee algunas escenas surrealistas en plan "El resplandor" (Stanley Kubrick, 1980) y otras del estilo de "Los expedientes secretos X".

Los detalles de humor "made in Craven" no aparecen, esto le aporta mayor credibilidad aún, aunque yo extraño el macabro sentido del humor que tiene el director de "Pesadilla" (1984). Curiosamente en vez de utilizar humor mete algo de morbo sexual, coloca una escena de sexo a lo "El corazón del ángel" (Alan Parker, 1987) pero menos emocionante -casualmente él es rubio y ella negra, igual que en la de Parker-.

Tiene unas actuaciones normalillas pero que al menos no desentonan. No es mala, tampoco como para regalarle premios, pero merece la aprobación del respetable.

Lo mejor: su cautivante ambiente de terror.
Lo peor: no logra nada del "otro mundo".