Kassovitz filma con estilo y maestría una genial cinta en la que tres chicos de un barrio marginal se despiertan con la noticia de que uno de los suyos se debate entre la vida y la muerte tras haber sido brutalmente agredido por la policía. Puede que en algunos momentos decaiga la trama, pero el éxito de esta cinta recae en los personajes, muy bien definidos e interpretados, cada uno con una filosofía distinta, lo que hace que en todo momento el espectador sienta afecto hacia ellos, no son solamente unos delincuentes de poca monta, cada uno tiene unas características que los hace especiales, y para mí, este es el principal atractivo del film junto con el guión, sublime, magistral, con grandes diálogos y breves monólogos de reflexión. Final un poco forzado, pero desgarrador. Tremenda fotografía con toque sepia y gran banda sonora.