A veces tan mala y otras tan buena.
A veces tan regular y otras tan irregular.
A veces tan infantil y otras tan madura.
A veces tan relevante y otras tan irrelevante.
A veces tan fascinante y otras tan vulgar.
A veces adictiva y otras tan soporífera.
A veces emotiva y otras veces estúpida.

A veces me he visto sorprendido por esta serie. He tardado mucho en empezarla, por mi falta de fe molesta, pero también he tardado mucho en finalizarla una vez empezada. Y es que a veces no era para nada sorprendente, llegaba a ser tediosa.

Me aventuré a darle una oportunidad al niño del tirachinas laser (es que así normal que tardase tanto en verla) y a su banda tras ver el final de The Clone Wars, entonces es normal que me viese un poco embajonado, tanto por la animación como por la trama. Pero hice un salto de fe, que rara vez hago. La serie mejoraba… a veces.

Al fin y al cabo, es una serie que da una de arena y otra de cal, como principal ejemplo sus temporadas: la primera temporada no deja de ser mediocre, la segunda temporada es sin duda la mejor, en parte por el fan fiction que alimenta, la tercera horriblemente irrelevante y lenta y para terminar una cuarta temporada muy relevante para el futuro de la saga y madura, aunque a veces se cierne sobre ella la sombra de la tercera temporada.

Esto, también es visible en sus personajes, algunos son maravillosos como Sabine, Kanan, Thrawn o C1-10P. Otros son bastante simplones y no enganchan como Zeb y Ezra. Luego hay personajes magníficos o que eran magníficos y en esta serie los destruyen como Darth Maul (aunque ya empezaba a ser molesto), Hondo, Capitán Rex (para mi imperdonable su involución) o el primer inquisidor.

Igualmente, el final de la serie es muy digno y da lugar a muchas preguntas y a expandir el universo. Sobre todo, es maravilloso por cómo ha ayudado a que la mitología de la “fuerza” siga creciendo con los lobos de Lothal y el portal. A veces eres maravilloso Dave Filoni, otras un tanto decepcionante.