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Spain Spain · Las Palmas de Gran Canaria
Arsenevich rating:
10
Sci-Fi. Fantasy. Horror Miles Bennell, a GP in the small Californian town of Santa Mira, returns from an out-of-town meeting to find himself inundated with calls from locals insisting that members of their family are not the same people any more or have changed in some way. Believing this to be some type of mass hallucination, he refers them to a psychiatrist. He meets his old girlfriend Becky Driscoll and starts seeing her again. They are interrupted at ... [+]
Language of the review:
  • es
January 8, 2019
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No es sorprendente que muchos de los espectadores que contemplaron atónitos esta obra maestra de la serie B de los cincuenta hallaran muy evidentes connotaciones políticas entre los pliegues de su argumento, en apariencia una simple historia de ciencia-ficción acerca de unos invasores alienígenas que duplican la entidad física de los todos los habitantes de Santa Mira, una pueblecito de California. Y es que los ecos de la película de Don Siegel continúan vivos y palpables una vez que la proyección llega a su fin y nos empujan hacia reflexiones sociopolíticas de primer orden acerca del derecho a pensar diferente y de cómo los poderes fácticos luchan cotidianamente por conseguir una línea ideológica uniforme y desapasionada en las comunidades que padecen bajo su yugo. La película, personificando el mensaje en la desesperación del doctor Miles Benell, resulta un grito de reivindicación por la libertad de pensamiento y la independencia de la voluntad humana.

Como argumento de ciencia-ficción la película funciona perfectamente. Posee la cadencia justa para introducir al espectador en el corazón del misterio sin desvelar la monstruosa realidad de forma precipitada. El comienzo, con el doctor siendo interrogado en la clínica psiquiátrica, ya nos hace entrar en materia respecto a los resultados de su peripecia, pero la escena siguiente, en «flashback», nos ofrece un entorno casi idílico: un médico reclamado por sus pacientes que tiene que volver al agradable pueblecito de Santa Mira, donde todos le conocen y le respetan, y que se encuentra allí con un antiguo amor. Enseguida, un incidente en una calle cercana despierta su curiosidad y muy pronto las extrañas reacciones que percibe en sus vecinos le harán comprender que algo muy extraño ocurre en la comunidad. En este sentido el guion posiciona al espectador al mismo nivel que el protagonista, sin desvelarle más información que la que Benell va descubriendo. Esto hace que la película gane en interés conforme avanza y que las bases de la trama vayan configurando poco a poco el horror que subyace bajo las premisas argumentativas.

Cuando el pánico se desata por fin comprendemos las aterradoras consecuencias de la brutal alienación que están padeciendo los habitantes del pueblo y que esta peste, además, corre el riesgo de expandirse fuera de sus lindes, con consecuencias potencialmente apocalípticas. En entonces cuando la película plantea importantes dilemas respecto a nuestro derecho a elegir cómo pensar y cómo vivir. Pese a que los alienados aseguran que no padecen sufrimientos ni preocupaciones, así como tampoco son capaces de sentir amor ni afecto, los humanos que intentan escapar a la «invasión» se aferran a su facultad para experimentar sentimientos, aunque estos muchas veces les hagan padecer. La encrucijada nos habla de la forma en la que nos sujetamos a nuestra esencia humana, a nuestro núcleo ontológico, ese al que no estamos dispuestos a renunciar. Los alienados, sea como fuere, no otorgan ningún tipo de alternativa, haciendo que la uniformidad de pensamiento y la enajenación se vuelvan completamente imperativas, aunque para ello tengan que recurrir a la violencia o el asesinato.

«La invasión de los ladrones de cuerpos» es probablemente una de las cumbres de la llamada «serie B», una película magistral que no admite revisiones ni «remakes» porque la profundidad de su mensaje trasciende su sencillez formal, y se vale de una enorme inteligencia narrativa para sortear las posibles limitaciones de un presupuesto exiguo. Se hace fuerte en la contundencia de su guion y traslada su mensaje al espectador mediante un relato inquietante y sobrecogedor.
Arsenevich
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