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Luis Guillermo Cardona rating:
8
Drama St. Petersburg, mid 19th century: the indolent, middle-aged Oblomov lives in a flat with his older servant, Zakhar. He sleeps much of the day, dreaming of his childhood on his parents' estate. His boyhood companion, Stoltz, now an energetic and successful businessman, adds Oblomov to his circle whenever he's in the city, and Oblomov's life changes when Stoltz introduces him to Olga, lovely and cultured. When Stoltz leaves for several ... [+]
Language of the review:
  • es
July 31, 2017
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“¿Cuál es el bien para el mundo de que haya nacido un hombre como éste?”, se pregunta Zakhar, el fiel mayordomo, al ver a su “amo”, Ilya Ilych Oblómov, durmiendo en el sofá casi todo el día, siendo un caballero por estirpe y secretario colegiado por rango; y esa nueva actitud, ha significado abandono de sus cosechas, deudas y aislamiento casi por completo, siendo su amigo ruso-alemán, Andrei Ivanovich Stolz, el único que sigue siendo leal a una amistad que surgió en la infancia, siguió en la escuela… y perdura hasta hoy (mediados del siglo XIX), cuando ya ambos han pasado los 30 años.

Oblómov -palabra derivada del ruso Oblomok (escombros, ruina)- surge como el típico representante de la nobleza rusa (mediocre, perezoso, apático…), mientras que Stolz -en alemán: orgulloso, altivo- es ejemplo del hombre de clase media (progresista, innovador, bien cuidado…), y es éste el que, comprometido con el amigo, se esforzará por sacarle del parasitismo existencial.

Contraste de clases magníficamente plasmado por el escritor, Ivan Aleksandrovich Goncharov (1812-1891), en su novela “Oblómov”, publicada primero en 1858 y luego retocada por él mismo para su definitiva publicación una década después. El tratamiento de esta creación literaria -a la que Lev Tolstói consideraba una obra maestra-, sobresale por su pulcritud, sus maduros diálogos y la solidez de sus personajes, y el director Nikita Mikhalkov, no ha sido inferior a su calidad, logrando una película impecablemente rodada, en la que, una preciosa composición de planos (mérito, en mucho, del gran Pabel Lebeshev), una ambientación refulgente y una emotiva banda sonora de Eduard Artemiev, se suma a un puñado de impecables actuaciones, con Oleg Tabakov (Oblómov), Yuri Bagatyryov (Stolz), Elena Solovei (Olga) y Andrei Popov (Zakhar) a la cabeza.

Llevada primero a la televisión en diversas ocasiones, esta brillante adaptación sería la que devolvería el prestigio a la novela de Goncharov y también motivaría el relanzamiento que se merecía una obra de enorme significado sociológico y humano, con la que se demuestra que, un poco de bondad en el corazón y sabiduría en el hacer, pueden lograr cambios que parecieran milagrosos.

El guion de Aleksandr Adabashian y Nikita Mikhalkov -con las necesarias modificaciones y exclusiones argumentales, ya que se trata de una novela de 450 páginas-, se luce con la cuidada selección de diálogos y, sobre todo, al tratar con grandeza a cada personaje, dejando sentir y permitiéndonos comprender que, las liviandades propias de un hombre cualquiera, no definen por completo su ser íntegro ni su potencial humano.

Al final, se siente complacencia con una obra que, con su gran altura narrativa, da cuenta de un autor, y de un director, que enaltecen el arte literario y cinematográfico.

Para reflexionar, la frase de Stolz con la que encabezamos este artículo:

“El destino del hombre es vaciar la copa de la vida sin desperdiciar ni una sola gota”

Y esta otra de Oblómov que extractamos del libro:

“Muchos suponen que es posible escribir utilizando sólo el cerebro, pero olvidan que también es necesario valerse del corazón”.

Título para Latinoamérica: ALGUNOS DÍAS EN LA VIDA DE OBLÓMOV
Luis Guillermo Cardona
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