En los años 40', soplaron buenos vientos para el director, Michael Curtiz. Había hecho filmes de aventuras, comedias, musicales, dramas y cine político de gran impacto, y la Warner Bros. estaba contentísima con las fuertes sumas que ingresaban a sus arca$. Con este aval, en 1947, le dieron vía libre para realizar en technicolor y con un alto presupuesto, un nuevo semi-musical que había sido pensado para la encantadora y divertida, Betty Hutton. Pero, como ocurre ocasionalmente, el destino hizo de las suyas porque había una pecosa chica llamada, Doris Day, que cantaba magníficamente, emanaba alegría a borbotones, y ansiaba una oportunidad para hacer una película. Ocurrió entonces que, Betty Hutton descubrió que estaba embarazada y, Curtiz, le hizo un casting a Doris… y al oír esa preciosa voz en esa agraciada figura, enseguida le dio el rol que la chica tanto ansiaba. ¡It’s magic! ¡Así surgía una gran estrella!

Doris, representa a Georgia Garrett, una cantante de clubes nocturnos que, cada tanto, se da una pasadita por una agencia de viajes donde mira los plegables, indaga por los costos de algún plan que le resulta atractivo, y luego se marcha sin hacer nunca ese gran viaje que tanto ha deseado. Pero, el Fatum siempre interviene donde se le llama de corazón, y otra vez –contado el caso de la vida real que mencionamos-, surge una dama de la alta sociedad que le regala a Giorgia el anhelado tiquete de viaje + todos los gastos pagos para que haga un crucero por Suramérica, con la única retribución de que se haga pasar por Elvira Kent, juego que ella pretende para quedarse y vigilar a su marido, pues, sospecha que le está poniendo los cuernos. El marido, también celoso a rabiar, envía por su parte al detective privado, Peter Virgil, para que vigile a su esposa... y comienza así una grata comedia de enredos donde abundan los momentos divertidos, las efusiones románticas, un puñado de estupendas canciones... y una ambientación de magnífico gusto.

La historia -escrita por Julius J. Epstein, Philip G. Epstein e I.A.L. Diamond, retomando la base argumental del filme argentino, “Romance Musical” (Ernesto Arancibia, 1947)-, se pasea por Cuba, Trinidad y Río de Janeiro, donde en cada desembarco surge un nuevo y divertido personaje que hace más amena la estadía. El ritmo es sobriamente ondeado y la película conserva su encanto y su atractivo visual pese a la sencillez del romance.

De paso, hay lugar para hacer honor a los principios profesionales; para recrear la lealtad de pareja maltratada por los enfermizos celos... y se deja sentado que, No estamos solos, pues, desde algún lugar del universo, alguien mueve siempre unas cuantas fichas para que las cosas se den como más conviene a todos.

El éxito de esta agradable comedia no se hizo esperar, y de inmediato, Michael Curtiz, de dispondría a otro éxito con su pupila, y ahora estrella, Doris Day: “My Dream is Yours”.

Título para Latinoamérica: <<ROMANCE EN ALTA MAR>>