Difícil resulta señores, ser justo con la valoración de este film en el que siendo sinceros, se habrá de admitir que consiguió el carísimo mérito de mostrar los deseados pechos de Demi Moore. Pero claro, si ya de por si el caché de la mediocre actriz en aquella época era elevado, por enseñar las tetas, la tarifa se disparaba hasta límites insospechados.
Aunque no era la primera vez que las mostraba, su exposición siempre se había realizado antes de acometer el rellenado de las mismas con silicona, y antes de realizar sus más exitosos trabajos (“Ghost” y una “Proposición Indecente” entre otras), por lo que se había generado una gran expectación por ver el nuevo estado de las ubres.

Estos costes comprometieron seriamente el presupuesto de la película, quedando lo justo para comprar tabaco y para pagar a un actor con el cartel de liquidación total como Burt Reynolds. Para el guión no quedó nada, por lo que acertadamente se decidió prescindir de él, y se improvisó sobre la marcha. Dado que no quedó ningún aspecto artístico susceptible de ser enjuiciado, se entiende la dificultad de ponerle una nota justa, razón por la cual resulta coherente darle un cinco.

Apta para visionar alternando los botones de avance rápido y pause.