Thriller eclesial que intenta funcionar con un atractivo argumento ambientado en el Jerusalén convulso tal y como lo conocemos hoy en día: en una bomba de relojería entre religiones opuestas así como las confrontaciones políticas, siempre en pie de guerra, que se han producido en la ciudad santa durante décadas.

En esa situación de inseguridades y peligros inminentes, el hallazgo de una tumba con los restos que podrían coincidir con Jesucristo, atendiendo a las características de los huesos, despierta la atención de la arqueóloga Sharon Golban (Olivia Williams) y el Vaticano que envía a uno de los suyos, el padre Matt Gutiérrez (Antonio Banderas) después de que uno de sus más eminentes arqueólogos, un dominico (Derek Jacobi) haya padecido una crisis de fe.

Un punto de partida entretenido para una película que no acaba de cuajar en su conjunto. Ni se queda en thriller político, ni lo pretendía, pero tampoco seduce en una trama a la que se la podía haber dado más conspiración y misterio.