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Spain Spain · Madrid
keizz rating:
7
Drama Ben (Viggo Mortensen) is a devoted father of six children. They live a secluded life in the isolated forests of the Pacific Northwest. The children, who never come into contact with any other people, are raised on a rigorous physical and intellectual schedule. They hunt for their own food, with large, serrated Bowie knives. When their mother, who's been hospitalized due to a number of mental ailments, commits suicide, the children want ... [+]
Language of the review:
  • es
October 6, 2016
5 of 7 users found this review helpful
“Captain fantastic” no es una película para ver de un modo totalmente pasivo. De manera constante te provoca la reflexión, te motiva el espíritu crítico, te estimula el pensamiento. Es inevitable plantearte qué harías tú en determinadas situaciones, es inevitable tomar partido y juzgar si ese modelo de educación es bueno o malo. O mejor dicho, si es el más conveniente o no para los niños. Porque partimos de la base de que todos los padres del mundo quieren la mejor educación posible para sus hijos. Pero si unos hacen una cosa y otros la contraria, obviamente alguno se equivoca. O tal vez no, quizá todas las formas sean correctas. ¿Ves? Ya nos estamos haciendo preguntas.

Para mí, hay tres partes en esta película. La primera, la presentación de los personajes. Vemos cómo viven en ese paraíso autoconstruido que es el entorno en el que habita Ben con sus seis hijos con nombres inventados (para que todos sean únicos en el mundo). Asistimos a su cotidianidad, al modo en que niños pequeños usan cuchillos como si fueran juguetes, al entrenamiento casi militar que se lleva a cabo cada día en ese bosque, a las noches de lectura y música, a las conversaciones filosófico-sociales impropias de una familia con niños. Se nos muestra a la familia y sus ideas. Esta parte es muy original y está muy bien hecha.

La segunda parte es el viaje a la ciudad. Es la parte más divertida. El choque sociocultural continuo al que se enfrentan los Cash, especialmente los niños cuando van a casa de sus tíos y de sus abuelos. Muy buena también esta parte ya que, aparte de momentos realmente divertidos, se ponen frente a frente las dos formas de pensamiento más radicales, el seguir las normas sociales a rajatabla y el extremismo antisistema. La corrupción, la hipocresía, la vanalidad religiosa, todo ello queda en entredicho pero, ¿acaso lo opuesto es mejor? Seguro que las intenciones de ambos son buenas, pero seguro también que los extremos rara vez son la mejor opción.

La tercera parte es la resolución del film. Es la más floja. Parece que Ross no sabía muy bien cómo terminarla y da vueltas en círculos desconcertando al espectador para finalmente terminar de un modo tan convencional como poco convincente. Una lástima porque era una gran película que se queda simplemente en buena.

Me gusta el modo en que Ross se muestra neutral y deja que recaiga sobre el espectador el peso de tener que tomar partido en un tema tan delicado como la educación de los hijos. Siempre a caballo entre el drama y la comedia, sabe mantener un tono provocador que hace que te quedes absorto en la pantalla hasta esa última parte que ya digo que, para mi gusto, baja mucho el nivel de una película realmente sorprendente hasta entonces.

Para el éxito de la película resulta definitivo el brillante trabajo de un deslumbrante Viggo Mortensen, que sabe dotar a su personaje (un hippie de los que ya no quedan) de una profundidad y una credibilidad que atrapa por completo al espectador, y que completa una interpretación que personalmente me sorprendió mucho para bien. Lejos de él, pero también eficientes aparecen veteranos como Frank Langella o Ann Dowd, y actores emergentes como George Mackay, que completan un buen trabajo interpretativo.

La música también es importante y hace de complemento estupendo para la película. Desde música de Bach, a quien se pondera en varias ocasiones a lo largo del film, hasta la parte final en la que los protagonistas hacen una curiosa y bonita versión del “Sweet child o’ mine”, o la versión que hace Kirk Ross del clásico “I shall be released” que aparece en los títulos de crédito obligándote a quedarte hasta el final para escucharla completa.

En suma, me parece una película que conviene ver. No es perfecta, y salí con mal sabor de boca del cine porque al final las expectativas no se me terminaron de cumplir, pero lo cierto es que la propuesta es original, me lo pasé bien y me alcanzaron puntualmente algunas emociones, por lo que le perdono ese final con pocas ganas de molestar y tan estereotipado. No creo que haya en la cartelera muchas mejores opciones que esta película ahora mismo.

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keizz
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