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Spain Spain · Madrid
Barfly rating:
2
Drama. Comedy Stephen Dorff plays Johnny Marco, an excess-loving actor who is forced to reassess his life when his 11-year-old daughter (Elle Fanning) arrives without warning. Movie star Johnny is living at the legendary Chateau Marmont hotel in Hollywood. He has a Ferrari to drive around in, and a constant stream of girls and pills to stay in with. Comfortably numbed, Johnny drifts along. Then, his 11-year-old daughter Cleo (Elle Fanning) from his ... [+]
Language of the review:
  • es
December 31, 2010
44 of 67 users found this review helpful
Espantoso monumento a la nada perpetrado por Sofia Cópula y a mayor miseria de Esteban Dorito.

Los modernos me dirán que en eso consiste, que desenmascarar las frustraciones de una estrella de Hollywood conlleva esos peajes. Supongo que son todos aquellos que eyaculan con fervor ante todo esa colección de majaderías que acumula Gus Van Sant en los dos o tres últimos lustros y se empeñan en sublimar la asepsia, inofensividad e infinita oquedad de esas presuntas obras valientes y corrosivas. Y si cito a Van Sant es porque, sencillamente, Cópula le saluda indisimuladamente tras la cámara.

En el caso que nos ocupa, es triste comprobar cómo una carrera tan notablemente iniciada con Las Vírgenes Suicidas y Simao In Translation amenaza con el naufragio más escandaloso. La tendencia a malgastar el tiempo y el talento parecen hereditarios en esa familia, por desgracia. Sofía convierte la incisiva amargura de su debut en total y absoluta abulia. También cambia el afilado pincel por la vulgar brocha y reduce la sutileza y el soterrado romanticismo de su segunda obra en una avalancha de tópicos sobre la insatisfacción y el hedonismo que estrangulan a las celebridades. Y, lo que es más grave, lo filma con solemnidad, con ínfulas de lirismo, con afán por conmover y trascender. La tragedia la rubrica un redactor de reseñas de ABC, visiblemente embriagado, que se atreve a aventurar que este es el mejor retrato que se ha hecho nunca sobre la absurda vida de una estrella de Hollywood, olvidando que alguien una vez acusó a las películas sonoras de empequeñecer y descendió entre delirios una escalera, o que alguien llora, y llora, y llora en algún miserable y lóbegro tugurio de Mulholland Drive.

Yo, por mi parte, muestro mi dedo corazón y reitero mi deseo de tener una piscina.
Barfly
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