Click here to copy URL
Spain Spain · Madrid
Barfly rating:
9
Drama This is the second in Bergman's trilogy that explores religious faith and doubts in a visceral, visual, and provocative manner. On a cold winter's Sunday, the pastor of a small rural church, Tomas Ericsson, performs service for a tiny congregation; though he is suffering from a cold and a severe crisis of faith. After the service, he attempts to console a fisherman, Jonas Persson, who is tormented by anxiety, but Tomas can only speak ... [+]
Language of the review:
  • es
June 23, 2009
9 of 12 users found this review helpful
Y bien, es hora de desenvainar.

Apabullante drama de Ingmar Bergman, antecedido y rubricado por uno de los coloquios más arrebatadores que haya firmado Garci jamás, con esa deidad que responde al apellido de Marías sin pipa pero con escopeta llamando "detestable" a El Séptimo Sello, con veladas disculpas a la audiencia por el tono tan deliciosamente seco y asfixiante de esta obra, con alusiones al amor, con reivindicaciones de Placido y de Viaje A Italia, la obra neorrealista favorita de Motta, con avalanchas de recuerdos y nostalgias, con roturas de lanzas, con Navarrete aplaudiendo.

La virgen, qué festín.

Todo ello hubiera quedado deslucido si la película hubiera naufragado, pero el modo que tiene de surcar los mares del desencanto humano es tan atronador que a mí me dejó sin palabras, extasiado, y aupándola a mi número uno de la filmografía del compatriota de Soderling, en dura pugna con La Hora Del Golfo, con, precisamente, El Séptimo Sello, y quizá con Cara A Cara.

Lastrado en otras ocasiones por unos adornos simbólicos y una densidad narrativa que a mí me sobraban, cuando no me herían de muerte, aquí Bergman se despoja de artificios y apunta al corazón de las tinieblas con una sencillez pasmosa y una absoluta transparencia.

Con una evidente simillitud con la unamuniana San Manuel Bueno, Mártir (una de las novelas más maravillosamente tristes que coonozco), modélicamente contada, escueta, breve, pero devastadora, el siempre optimista sueco desmitifica la fe y el amor a puñetazo limpio, con momentos que cortan la respiración, como una lectura de una carta delante de una pantalla a cargo de Ingrid Thulin que desmonta los intestinos, y un desgarrador intercambio verbal entre el desubicado sacerdote y su amada que es una de las secuencias de mayor salvajismo emocional que recuerdo haber visto en mi vida, e incluso en mi muerte.

A este tipo hay que sentirle. Como a Lynch, pero en niveles diferentes. Y yo cada vez tengo la rodilla más hincada en Estocolmo.

Ingmar cogió su fusil.

Ahora sí.

Seguiremos informando.
Barfly
Did you find this review interesting and/or helpful?
arrow