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TOM REGAN rating:
6
6.3
3,125
Adventure
Marcellus is a tribune in the time of Christ. He is in charge of the group that is assigned to crucify Jesus. Drunk, he wins Jesus' homespun robe after the crucifixion. He is tormented by nightmares and delusions after the event. Hoping to find a way to live with what he has done, and still not believing in Jesus, he returns to Palestine to try and learn what he can of the man he killed.
Language of the review:
- es
April 23, 2019
2 of 9 users found this review helpful
64/11(20/04/19) Envejecido panfleto católico, de esos de visión propia en Semana Santa, intenta a doctrinar desde la máxima del Dogma, donde la sutilidad está tan ausente como machacones sus subrayados. Dirigida por Henry Koster, bajo guión de Gina Kaus, Albert Maltz y Philip Dunne que adaptan la novela homónima de 1942 de Lloyd C. Douglas, relato sobre los primeros conversos cristianos, y que como bien he leído tiene ciertas similitudes con otro péplum como el de “Barrabás” (1961), y que nos acerca a la ficticia figura del centurión encargado de crucificar a Jesús, y de cómo este sufre una transformación espiritual por el peso de la culpa, historia de redención mística muy del gusto en la época, época en USA ultraconservadora, y donde la Caza de Brujas estaba latente (1950-1956). Epopeya bíblica de Hollywood, tiene la distinción de ser la primera película lanzada en el formato de pantalla ancha conocido como CinemaScope. Aunque How to Marry a Millionaire fue en realidad la primera película rodada en este formato, no llegó a los cines hasta noviembre de 1953, mientras The Robe se estrenó en septiembre de ese año. Un éxito en comercial descomunal, la película más taquillera del 53 en USA y la segunda en el mundo tras “Peter Pan” de la Disney. Con todo esto la cinta para mí me queda un ejercicio superficial e impostado donde el mensaje cristiano te lo meten a cucharadas soperas de modo atropellado, sin sentido orgánico, con diálogos infantiles, con algunas situaciones chirriantes que vistas hoy día llegan a lo rancio, unas actuaciones que discurren entre lo banal y lo histriónico (epítome un divertido Jay Robinson como Calígula), donde la escasa acción se nota metida con calzador, todo esto maximizado por un metraje desmedido para lo poco que cuenta, me queda una clase de catequesis para parvularios.
“Hay películas han pasado a la historia por su calidad artística, por sucesos circunstanciales o coyunturales irrepetibles, por su popularidad o forma de empatizar con el espectador, y otras, como “La túnica sagrada”, péplum que ha pasado a la posteridad por su novedad técnica, fue el primero en estrenarse en este nuevo formato, creado para dar al cine una mayor grandiosidad y desafiar a la televisión que estaba ganándole terreno. La Fox invirtió 4.500.000 $ en una historia basada en un “best-seller” de Lloyd C. Douglas que la RKO no quiso llevar a la pantalla, teniendo unos derechos que no quiso ejercer. Tras la negativa de Tyron Power, estrella entonces del Estudio, a interpretar el papel principal y gracias al cual, Richard Burton se encontró con el personaje que lo haría famoso, aunque el actor nunca mostró cariño por este trabajo, por el que fue nominado al Oscar.”
La película sufrió un cambio importante en 1997, pues los créditos originales tenían a Philip Dunne como único guionista, pero este año el Gremio de Escritores decidió otorgarle máximo crédito a la escritura a Albert Maltz, escritor de Lista Negra (Uno de los Hollywood Ten, por negarse a delatar a compañeros) anteriormente había realizado trabajos no acreditados en Broken Arrow y Casablanca. Quizás este drama personal de Maltz pudo inspirarle el juicio a que es sometido en el final el protagonista, donde es conminado a renegar de su fe ante un tirano como Calígula. Henry Koster era judío y germano (berlinés), huyó de una prometedora carrera de director en Alemania para instalarse en Hollywood en 1936, esto podría ser traducido en que el Calígula de Jay Robinson es un alter ego caricaturesco de Hitler.
El relato tiene su eje principal en como el protagonista Marcello Gallio sufre una epifanía espiritual al tocar la Túnica Sagrada, metido a empujones, sin medida, con redundancias propias de gente cortita, esto tiene su apogeo en la visita que este hace a un pueblo donde estuvo Jesús e hizo varios milagros que removieron las conciencias junto a sus enseñanzas morales que predicó, el romano se resiste de modo histriónico-grimante a aceptar las historias de las personas con las que se encuentra, y es que estas resultan a oídos de cualquiera bastante ingenuas, si Marcello regala un burro a un niño y este a su vez lo regala a un amigo debe conmoverlo? Jesús sanó a un niño cojo, y por esto debe sentirse Marcello un cristiano? Una muchacha, Miriam (Betta St. John), es una lisiada que no puede andar, pero es feliz porque Jesús no la curó y la dejó como prueba de que no hacen falta milagros para creer en su mensaje, o sea que es feliz por ver que cura a enfermos a su alrededor y a ella la deja minusválida? Pero nos toman por idiotas? Y claro, Marcello ante tanto argumento espiritual (¿?) no puede por más que caer bajo el influjo del cristianismo (puaj!); En realidad hay dos conversiones más en la cinta, estas más de soslayo, y a la vez tratadas de un modo tan trivial que da dentera, una es la del esclavo heleno Demetrius (Victor Mature), que cae bajo el hechizo de Jesús nada más mirarle en el Domingo de Ramos , si Jesús hubiera tenido ese poder nunca hubiera sido crucificado y ahora todo el planeta sería seguidor suyo, menuda estulticia; Las otra es la de Diana (Jean Simmons), enamorada de Marcello, esta conversión resulta ridícula, nada se sabe de lo que predicaba Jesús, si Marcello hubiera sido budista ella se hubiera hecho, de hecho que su mayor motivación no sea otra que huir del pérfido Calígula (Jay Robinson), todo se da por imperativo del guión, sin nada de orgánico o mínima fluidez narrativa.
Hay elementos reseñables, como el tratamiento visual de Jesús, visto fuera de plano, o solo su túnica, nunca vemos su rostro, esto para dar más misticismo a su figura, recurso reverente y solemne hacia su mesiánica personalidad; La escena emociónante cuando Demetrio sale en busca de Jesús para advertirle que le buscan para detenerle, se cruza con un tipo que le dice que ya le han apresado, que alguien le ha traicionado, escena con epílogo cortante y turbador, remarcado por atronadora música de Alfred Newman; (sigue en spoiler)
“Hay películas han pasado a la historia por su calidad artística, por sucesos circunstanciales o coyunturales irrepetibles, por su popularidad o forma de empatizar con el espectador, y otras, como “La túnica sagrada”, péplum que ha pasado a la posteridad por su novedad técnica, fue el primero en estrenarse en este nuevo formato, creado para dar al cine una mayor grandiosidad y desafiar a la televisión que estaba ganándole terreno. La Fox invirtió 4.500.000 $ en una historia basada en un “best-seller” de Lloyd C. Douglas que la RKO no quiso llevar a la pantalla, teniendo unos derechos que no quiso ejercer. Tras la negativa de Tyron Power, estrella entonces del Estudio, a interpretar el papel principal y gracias al cual, Richard Burton se encontró con el personaje que lo haría famoso, aunque el actor nunca mostró cariño por este trabajo, por el que fue nominado al Oscar.”
La película sufrió un cambio importante en 1997, pues los créditos originales tenían a Philip Dunne como único guionista, pero este año el Gremio de Escritores decidió otorgarle máximo crédito a la escritura a Albert Maltz, escritor de Lista Negra (Uno de los Hollywood Ten, por negarse a delatar a compañeros) anteriormente había realizado trabajos no acreditados en Broken Arrow y Casablanca. Quizás este drama personal de Maltz pudo inspirarle el juicio a que es sometido en el final el protagonista, donde es conminado a renegar de su fe ante un tirano como Calígula. Henry Koster era judío y germano (berlinés), huyó de una prometedora carrera de director en Alemania para instalarse en Hollywood en 1936, esto podría ser traducido en que el Calígula de Jay Robinson es un alter ego caricaturesco de Hitler.
El relato tiene su eje principal en como el protagonista Marcello Gallio sufre una epifanía espiritual al tocar la Túnica Sagrada, metido a empujones, sin medida, con redundancias propias de gente cortita, esto tiene su apogeo en la visita que este hace a un pueblo donde estuvo Jesús e hizo varios milagros que removieron las conciencias junto a sus enseñanzas morales que predicó, el romano se resiste de modo histriónico-grimante a aceptar las historias de las personas con las que se encuentra, y es que estas resultan a oídos de cualquiera bastante ingenuas, si Marcello regala un burro a un niño y este a su vez lo regala a un amigo debe conmoverlo? Jesús sanó a un niño cojo, y por esto debe sentirse Marcello un cristiano? Una muchacha, Miriam (Betta St. John), es una lisiada que no puede andar, pero es feliz porque Jesús no la curó y la dejó como prueba de que no hacen falta milagros para creer en su mensaje, o sea que es feliz por ver que cura a enfermos a su alrededor y a ella la deja minusválida? Pero nos toman por idiotas? Y claro, Marcello ante tanto argumento espiritual (¿?) no puede por más que caer bajo el influjo del cristianismo (puaj!); En realidad hay dos conversiones más en la cinta, estas más de soslayo, y a la vez tratadas de un modo tan trivial que da dentera, una es la del esclavo heleno Demetrius (Victor Mature), que cae bajo el hechizo de Jesús nada más mirarle en el Domingo de Ramos , si Jesús hubiera tenido ese poder nunca hubiera sido crucificado y ahora todo el planeta sería seguidor suyo, menuda estulticia; Las otra es la de Diana (Jean Simmons), enamorada de Marcello, esta conversión resulta ridícula, nada se sabe de lo que predicaba Jesús, si Marcello hubiera sido budista ella se hubiera hecho, de hecho que su mayor motivación no sea otra que huir del pérfido Calígula (Jay Robinson), todo se da por imperativo del guión, sin nada de orgánico o mínima fluidez narrativa.
Hay elementos reseñables, como el tratamiento visual de Jesús, visto fuera de plano, o solo su túnica, nunca vemos su rostro, esto para dar más misticismo a su figura, recurso reverente y solemne hacia su mesiánica personalidad; La escena emociónante cuando Demetrio sale en busca de Jesús para advertirle que le buscan para detenerle, se cruza con un tipo que le dice que ya le han apresado, que alguien le ha traicionado, escena con epílogo cortante y turbador, remarcado por atronadora música de Alfred Newman; (sigue en spoiler)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
…También estimable es la representación de la crucifixión de Jesús, fuera de plano, asistimos a ella desde el punto de vista de unos romanos jugando a dados; Y es apreciable la figura de este Calígula embestido por Jay Robinson.
Richard Burton como el tribuno Marcello da una actuación desequilibrada, combinando corrección con sobreactuación, no le ayuda un torpe guión, empieza como un mujeriego que desafía a Calígula, para sufrir una metamorfosis brusca y nada creíble, epítome de su ingenuo papel es en el clímax del juicio verlo intentar “convertir” a Calígula (puaj!). Paradójicamente a mi opinión fue nominado al Oscar por el rol (¿?), pero Burton que no era tonto siempre desprecio esta interpretación; Jean Simmons derrocha encanto y dulzura, pero su papel resulta una simple percha para reafirmar al protagonista; Victor Mature hace gala una vez más de una inexpresividad a prueba de bombas, rostro pétreo y nada empático. Repitió su papel junto a Jay Robinson para la secuela, Demetrio y los gladiadores (1954); Sin duda el actor que más huella deja es Jay Robinson como el Emperador Calígula, con solo 22 años dio su mejor actuación como el maligno mandatario romano, derrocha aspavientos, risa siniestra, divertida su actuación, tanta huella dejó que Jay dijo que tras el estreno de la película: "había clubes de fanáticos de Calígula en todo el país, los niños se cortaban el pelo como Calígula y recibía miles de cartas de admiradores cada semana".
Puesta en escena desequilibrada en lo que a escenarios se refiere combinando de modo caótico exteriores naturales con estudio, ejemplo de este desbarajuste que descoloca y desvía la atención es una escena en que Diana se encuentra con Marcello en Capri, al principio se abrazan y besan en lo que es un claro estudio de sonido, caminan y en otra toma están junto a un acantilado en un espacio natural, y esto chirría. Rodada mayormente en California-USA, hubo también filmación en España (La Pedriza-Madrid), bajo la oscarizada labor en la dirección artística de George W. Davis (“La tentación vive arriba”), y Lyle R. Wheeler (“Lo que el viento se llevó”), sobresaliendo esa plaza romana del principio, el pueblo palestino, donde busca Marcello la túnica, y los interiores del palacio del Emperador; reseñable es el vestuario diseñado por el la oscarizada labor de Charles Le Maire (“Eva al desnudo”), y del no acreditado Emile Santiago (“Salomé”), muy cuidado en detalles, pero cayendo errores muy teatrales de ser el atuendo demasiado limpio, sin polvo, sin sudor, sin rotura alguna (puaj!); todo esto filtrado por la fotografía en CinemaScope (requería dos lentes debían enfocarse por separado, significa movimiento difícil de la cámara) de Leon Shamroy (“Cleopatra”) alternando debido a este sistema bellas estampas, panorámicas hermosas, primeros planos opresivos (esos cuatro caballos que parece van a desbordar la pantalla)pero esto lastrado por una cámara estática; Música de Alfred Newman (“El Rey y Yo”), crea lindas melodías acompañan la acción, incluso sirve como expoleador de sensaciones en crescendos rompedores.
Spoiler:
La del final con Marcello y Diana caminado alegres al martirio, ello con un fondo de cielo azul, y bajo los acordes del Aleluyas, cuando menos me provoca arcadas.
Me queda una cinta escasamente interesante, arrugada por el paso del tiempo, dejándola en pasable producto, donde no hay un mínimo de enseñanzas de Jesús, simplemente eslóganes vacíos, todo tan ingenuo como plomizo. Fuerza y honor!!!
PD: En la escena inicial en la plaza hay un tramo que un mercader de esclavos ofrece a Marcello un par de bellas gemelas macedonias, ataviadas sensualmente y abrazadas, con el mercader alardeando de las delicias que pueden ofrecerle (con claro doble sentido sexual), me extraña que pudiera esto saltarse la censura imperante en Hollywood (Código Hays).
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/04/la-tunicasagrada.html
Richard Burton como el tribuno Marcello da una actuación desequilibrada, combinando corrección con sobreactuación, no le ayuda un torpe guión, empieza como un mujeriego que desafía a Calígula, para sufrir una metamorfosis brusca y nada creíble, epítome de su ingenuo papel es en el clímax del juicio verlo intentar “convertir” a Calígula (puaj!). Paradójicamente a mi opinión fue nominado al Oscar por el rol (¿?), pero Burton que no era tonto siempre desprecio esta interpretación; Jean Simmons derrocha encanto y dulzura, pero su papel resulta una simple percha para reafirmar al protagonista; Victor Mature hace gala una vez más de una inexpresividad a prueba de bombas, rostro pétreo y nada empático. Repitió su papel junto a Jay Robinson para la secuela, Demetrio y los gladiadores (1954); Sin duda el actor que más huella deja es Jay Robinson como el Emperador Calígula, con solo 22 años dio su mejor actuación como el maligno mandatario romano, derrocha aspavientos, risa siniestra, divertida su actuación, tanta huella dejó que Jay dijo que tras el estreno de la película: "había clubes de fanáticos de Calígula en todo el país, los niños se cortaban el pelo como Calígula y recibía miles de cartas de admiradores cada semana".
Puesta en escena desequilibrada en lo que a escenarios se refiere combinando de modo caótico exteriores naturales con estudio, ejemplo de este desbarajuste que descoloca y desvía la atención es una escena en que Diana se encuentra con Marcello en Capri, al principio se abrazan y besan en lo que es un claro estudio de sonido, caminan y en otra toma están junto a un acantilado en un espacio natural, y esto chirría. Rodada mayormente en California-USA, hubo también filmación en España (La Pedriza-Madrid), bajo la oscarizada labor en la dirección artística de George W. Davis (“La tentación vive arriba”), y Lyle R. Wheeler (“Lo que el viento se llevó”), sobresaliendo esa plaza romana del principio, el pueblo palestino, donde busca Marcello la túnica, y los interiores del palacio del Emperador; reseñable es el vestuario diseñado por el la oscarizada labor de Charles Le Maire (“Eva al desnudo”), y del no acreditado Emile Santiago (“Salomé”), muy cuidado en detalles, pero cayendo errores muy teatrales de ser el atuendo demasiado limpio, sin polvo, sin sudor, sin rotura alguna (puaj!); todo esto filtrado por la fotografía en CinemaScope (requería dos lentes debían enfocarse por separado, significa movimiento difícil de la cámara) de Leon Shamroy (“Cleopatra”) alternando debido a este sistema bellas estampas, panorámicas hermosas, primeros planos opresivos (esos cuatro caballos que parece van a desbordar la pantalla)pero esto lastrado por una cámara estática; Música de Alfred Newman (“El Rey y Yo”), crea lindas melodías acompañan la acción, incluso sirve como expoleador de sensaciones en crescendos rompedores.
Spoiler:
La del final con Marcello y Diana caminado alegres al martirio, ello con un fondo de cielo azul, y bajo los acordes del Aleluyas, cuando menos me provoca arcadas.
Me queda una cinta escasamente interesante, arrugada por el paso del tiempo, dejándola en pasable producto, donde no hay un mínimo de enseñanzas de Jesús, simplemente eslóganes vacíos, todo tan ingenuo como plomizo. Fuerza y honor!!!
PD: En la escena inicial en la plaza hay un tramo que un mercader de esclavos ofrece a Marcello un par de bellas gemelas macedonias, ataviadas sensualmente y abrazadas, con el mercader alardeando de las delicias que pueden ofrecerle (con claro doble sentido sexual), me extraña que pudiera esto saltarse la censura imperante en Hollywood (Código Hays).
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/04/la-tunicasagrada.html