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TOM REGAN rating:
9
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March 9, 2022
2 of 3 users found this review helpful
73/08(09/03/22) Uno de los episodios más famosos de esta icónica serie antológica creada por Rod Serling para el canal CBS. TV Guide clasificó el episodio en el número 11 en su lista de los "100 mejores episodios de todos los tiempos" y clasificó el final como el "Gran giro de todos los tiempos". Time incluyó el episodio entre los "10 mejores episodios de Twilight Zone". Rolling Stone nombró el episodio primero en su lista de los "25 mejores episodios de Twilight Zone". Y es su final es uno de los que te deja con la boca abierta por lo perverso del giro, siendo parodiado y homenajeado en multitud de ocasiones (por ejemplo en un episodio de Halloween de “Los Simpson”), teniendo además un epílogo, mordaz y retorcido, donde un personaje rompe la cuarta pared, inquiriendo en primera persona al espectador. Teniendo además un desarrollo que bebe de la preocupación del tiempo con la Guerra Fría y el temor a una Guerra Nuclear, algo de lo que la serie se surtió en muchos capítulos, agregando un sub texto político y social. El episodio 89 (número 24 de tercera temporada) de la serie, basado en un relato corto del mismo título de Damon Knight de 1950, escrito por Rod Serling y dirigido por Richard L. Bare (dirigió seis episodios adicionales de la serie: "Third from the Sun", "The Purple Testament", "Nick of Time", "The Prime Mover", "The Fugitive" y "What's in the Box"). Capítulo que juega con el humor y los temores a un conflicto mundial, con una evolución donde se surten de mucho material de archivo de otros films (serie b, como “Ultimatum a la Tierra” de 1951), con un tono a documental, con secuencias en las Naciones Unidas a modo de conferencia, con imágenes de informativos televisivos, con titulares de periódicos con sus impactantes portadas ('The Chronicle' con el titular a toda página: 'Kanamits Promise New Era', definiendo la situación). Relatando con síntesis la esperanza en este encuentro con los seres venidos de allende los planeta, que cual advenimiento religioso cristiano, la esperanza para la Paz Mundial viene de los cielos, contrastando esto con los supuestos villanos de la función, los militares, que se sugiere que con el fin de las amenazas bélicas se quedarán sin trabajo, y por ello lo de buscarle cuatro patas al gato de las bondades de los Kanamits.
Narración de apertura: Presentado respetuosamente para su lectura: un Kanamit. Altura: un poco más de 3 metros. Peso: cerca de 175 kg. Origen: desconocido. Motivos? Ahí está la historia, porque en un momento les vamos a pedir que den la mano, en sentido figurado, a un Cristóbal Colón de otra galaxia y de otro tiempo. Esta es la Zona Crepuscular.
El episodio comienza con Michael Chambers (Lloyd Bochner) encerrado solo en una habitación espartana con un catre. Una voz le ofrece una comida, entregada a través de una pequeña abertura en la pared, que él rechaza con gravedad. El escenario cambia a varios meses antes, en la Tierra; Para mi esta entrada en flash forward es un error, pues nos predispone y coloca en alerta sobre lo que va a ocurrir. De hecho, en el libro que se basa no tiene este prólogo, es lineal.
Los Kanamits (todos encarnados por Richard Kiel, pero con voz de Joseph Ruskin), una raza de extraterrestres de 2,7 m (9 pies) de altura, aterrizan en la Tierra cuando el planeta se ve acosado por crisis internacionales. Cuando el secretario general anuncia el aterrizaje de extraterrestres en la Tierra al público mundial en una conferencia de prensa de las Naciones Unidas, uno de los extraterrestres llega; Ello en una escena de reminiscencias al expresionismo gótico alemán, de hecho recuerda a escenas de sombras de “Nosferatu” (1922), una entrada en pantalla a través de una sombra en la pared, mientras vemos los rostros de asombro de los allí presentes.
Se dirige a los delegados y periodistas reunidos por telepatía (¿?), ello con un rostro apático y una cabeza con un desproporcionado cerebro (que seguro inspiró a los traviesos marcianos de la burtoniana “Mars Attacks!” de 1996), alopécicos, excepto por una pequeña perilla de chivo, y con unos ojos oscuros (excelente caracterización creada por el gran maquillador William Tuttle: “El tiempo en sus manos” o “El jovencito Frankenstein”)). Anuncia que el motivo de su raza para venir a la Tierra es brindar ayuda humanitaria al compartir su tecnología avanzada, incluido un generador atómico que puede proporcionar energía eléctrica por unos pocos dólares, un nitrato fertilizante que puede acabar con la hambruna y un campo de fuerza que puede desplegarse para prevenir una guerra internacional. Después de responder preguntas, el Kanamit se va sin comentarios y deja un libro en el idioma Kanamit, lo que lleva a Michael Chambers, criptógrafo del gobierno USA, a ser presionado para lo traduzca para intentar saber las verdaderas intenciones de los extraterrestres. La confianza en los Kanamit parece justificarse cuando Patty (Susan Cummings), miembro del personal de criptografía dirigido por Chambers, descifra el título del libro Kanamit: ‘To Serve Man’.
Narración de apertura: Presentado respetuosamente para su lectura: un Kanamit. Altura: un poco más de 3 metros. Peso: cerca de 175 kg. Origen: desconocido. Motivos? Ahí está la historia, porque en un momento les vamos a pedir que den la mano, en sentido figurado, a un Cristóbal Colón de otra galaxia y de otro tiempo. Esta es la Zona Crepuscular.
El episodio comienza con Michael Chambers (Lloyd Bochner) encerrado solo en una habitación espartana con un catre. Una voz le ofrece una comida, entregada a través de una pequeña abertura en la pared, que él rechaza con gravedad. El escenario cambia a varios meses antes, en la Tierra; Para mi esta entrada en flash forward es un error, pues nos predispone y coloca en alerta sobre lo que va a ocurrir. De hecho, en el libro que se basa no tiene este prólogo, es lineal.
Los Kanamits (todos encarnados por Richard Kiel, pero con voz de Joseph Ruskin), una raza de extraterrestres de 2,7 m (9 pies) de altura, aterrizan en la Tierra cuando el planeta se ve acosado por crisis internacionales. Cuando el secretario general anuncia el aterrizaje de extraterrestres en la Tierra al público mundial en una conferencia de prensa de las Naciones Unidas, uno de los extraterrestres llega; Ello en una escena de reminiscencias al expresionismo gótico alemán, de hecho recuerda a escenas de sombras de “Nosferatu” (1922), una entrada en pantalla a través de una sombra en la pared, mientras vemos los rostros de asombro de los allí presentes.
Se dirige a los delegados y periodistas reunidos por telepatía (¿?), ello con un rostro apático y una cabeza con un desproporcionado cerebro (que seguro inspiró a los traviesos marcianos de la burtoniana “Mars Attacks!” de 1996), alopécicos, excepto por una pequeña perilla de chivo, y con unos ojos oscuros (excelente caracterización creada por el gran maquillador William Tuttle: “El tiempo en sus manos” o “El jovencito Frankenstein”)). Anuncia que el motivo de su raza para venir a la Tierra es brindar ayuda humanitaria al compartir su tecnología avanzada, incluido un generador atómico que puede proporcionar energía eléctrica por unos pocos dólares, un nitrato fertilizante que puede acabar con la hambruna y un campo de fuerza que puede desplegarse para prevenir una guerra internacional. Después de responder preguntas, el Kanamit se va sin comentarios y deja un libro en el idioma Kanamit, lo que lleva a Michael Chambers, criptógrafo del gobierno USA, a ser presionado para lo traduzca para intentar saber las verdaderas intenciones de los extraterrestres. La confianza en los Kanamit parece justificarse cuando Patty (Susan Cummings), miembro del personal de criptografía dirigido por Chambers, descifra el título del libro Kanamit: ‘To Serve Man’.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Con las Fuerzas Armadas de los EE. UU. disueltas y la paz mundial lograda, el personal de descifrado de códigos no tiene trabajo real que hacer, pero Patty todavía está tratando de averiguar el significado del texto de ‘To Serve Man’. Llega el día de la excursión de Chambers al planeta de los Kanamit, vemos la cola con los pasajeros pasando por una báscula, y lo extraño es que nadie se cuestiona por qué (no tardaremos en enterarnos). Justo cuando comienza a subir las escaleras de embarque de la nave espacial, Patty corre hacia él agitada. Mientras un guardia kanamit la retiene, Patty grita: "Sr. Chambers, no se suba a esa nave! El resto del libro, ‘To Serve Man’, es... es un libro de cocina!". Chambers intenta bajar corriendo las escaleras, pero un Kanamit lo bloquea, las escaleras se retraen y la nave despega. Hay una elipsis y entroncamos con el prólogo, Chambers está ahora en la sala de a bordo y nuevamente se le ofrece una comida. La tira al suelo, pero un Kanamit entra y recoge la bandeja, y lo anima a comer: "No queremos que bajes de peso", ello mientras le tantea el grosor del brazo. Finalmente, Chambers, en una de las pocas instancias de la serie donde un personaje rompe la cuarta pared, le dice a la audiencia: "Y tú? Sigues en la Tierra o en la nave conmigo? Realmente no hace mucho. mucha diferencia, porque tarde o temprano estaremos todos en el menú… todos ”. Chambers se rinde y comienza a comer. Fin.
Narración final: Los recuerdos de Michael Chambers, con flashbacks y soliloquios apropiados. O, dicho más sencillamente, la evolución del hombre. El ciclo de pasar del polvo al desierto. La metamorfosis de ser el gobernante de un planeta a un ingrediente en la sopa de alguien. Es la lista de tarifas de esta noche de Twilight Zone.
Con lo que el mensaje pacifista vira hacia la moraleja de no fiarnos de los que nos prometen ‘La Luna’ sin nada a cambio, hay que desconfiar por naturaleza de todos, tenemos que cuestionarnos todo.
Con el final del episodio me doy cuenta de que parece que otra legendaria serie de éxito de los 80 bebió bastante de esta en su premisa, aunque adornada por algunas variantes. Me refiero a “V” (1984), donde las similitudes llegan en que varias naves extraterrestres llegan a la Tierra en diferentes países, viene en aparente son de paz, pero en realidad han venido para que los humanos sean su alimento.
Me queda lo que debe ser un ejemplo de entretenimiento con mensaje de chapeau! Añadiéndose un final de los que recordarás siempre. Fuerza y honor!!!
Narración final: Los recuerdos de Michael Chambers, con flashbacks y soliloquios apropiados. O, dicho más sencillamente, la evolución del hombre. El ciclo de pasar del polvo al desierto. La metamorfosis de ser el gobernante de un planeta a un ingrediente en la sopa de alguien. Es la lista de tarifas de esta noche de Twilight Zone.
Con lo que el mensaje pacifista vira hacia la moraleja de no fiarnos de los que nos prometen ‘La Luna’ sin nada a cambio, hay que desconfiar por naturaleza de todos, tenemos que cuestionarnos todo.
Con el final del episodio me doy cuenta de que parece que otra legendaria serie de éxito de los 80 bebió bastante de esta en su premisa, aunque adornada por algunas variantes. Me refiero a “V” (1984), donde las similitudes llegan en que varias naves extraterrestres llegan a la Tierra en diferentes países, viene en aparente son de paz, pero en realidad han venido para que los humanos sean su alimento.
Me queda lo que debe ser un ejemplo de entretenimiento con mensaje de chapeau! Añadiéndose un final de los que recordarás siempre. Fuerza y honor!!!