Vale, de acuerdo, lo confieso. Es cierto que a menos que seas padre y tus hijos te obliguen, nunca pisarías un cine para ver una película como esta. Cuando de tu boca salen las palabras “3 entradas para el rompedientes” es como si estuvieras viviendo en una realidad paralela, como si de Matrix se tratara. Y más aun cuando al pagar los casi 30 euros de entrada y palomitas solo una palabra ronda por tu cabeza: Emule.
Pero como el delito ya esta cometido solo unas breves reflexiones para analizar un titulo cuya única gracia recae en el trailer.
Rompedientes pertenece a la extraña saga de películas en las que han embarcado al otrora musculoso Dwayne Johnson. Ver esta y “Papa Por Sorpresa” es repetir el mismo mal viaje. Ni la historia, ni la moraleja, ni el mensaje evidente levantan lo que es una mera anécdota estirada. El único descubrimiento que ofrece este infecto film es ver como se han unido al club del Botox Julie Andrews y Ashley Judd.
Otra reflexión convertida en suplica: Stephen Merchant y por extensión Ricky Gervais, huid de Hollywood. Tanda genialidad no puede haber caído tan bajo en pocos años. Es imposible que los creadores de “The Office” o “Extras” se hayan secado tan pronto con productos como este o la mediocridad que supone The Invention of Lying (de la que ya hablaremos cuando se estrene en nuestro país).
Pero volviéndola tema, nada salvable de esta ridícula cinta donde lo único que hace levantar el vuelo a penas dos palmos es la presencia de un Billy Crystal cada vez mas ausente.