Decidí ver esta película aprovechando que la ponían en TV, tras consultar las coincidencias de mis almas gemelas en Filmaffinity. Con esa puntuación, todo parecía indicar que iba, cuando menos, a entretenerme; pero no fue así. No sé si es que comencé a verla con prejuicios hacia Tony Scott, que me parece un director que sólo busca la comercialidad y espectacularidad con ritmos frenéticos o a veces tostones. Pero lo cierto es que la soporté un cuarto de hora. La idea no era mala con dos actores como Robert Redford y Brad Pitt, aunque me encontré lo que esperaba: Demasiada acción, tan acelerada, que lleva a que te pierdas ya en algunos momentos de las primeras escenas. En eso no se parece en nada a su hermano Ridley, que llega a ralentizar incluso el desarrollo para atar todos los cabos y dejar clara cada parte importante del argumento. Si esta es la mejor película de espionaje de los últimos años, personalmente me quedo con "Misión imposible", de Brian de Palma, aunque provenga de una serie de TV. Al menos la complejidad de la misma no se debe al exceso de acción, sino a una trama perfectamente entretejida