Si quieres una película que satisfaga todos aquellos clichés típicos de una película americana, esta es la tuya: tienes a la niña que gira en torno a los 16 años que cultiva una gran amistad con el protagonista (que es el mismísimo McGregor), la villana representada por el poco original personaje con un sombrero y vestimenta hippie, trenzas inclusive, y motes tales como "papa cuervo". Ojo, nadie dijo que los clichés fueran malos, solo que sí lo son, que dejan mucho que desear, cuando se trata de una secuela de lo que es en mi opinión, una obra maestra. Lo único sorprendente de esta película es quién interpreta el protagonista y el único misterio, cómo ha aceptado este papel.
Envidia a los que están detrás de las buenas críticas por no haber tenido la necesidad de mirar el reloj cada cuarto de minuto.