Primera película de Kusturica, quien en unas declaraciones afirmó que su mayor influencia es Fellini: "Trato, como él, de excitar, de entusiasmar a la gente".
Aunque de forma débil, se nota aquí ya el estilo del director, que gusta de presentar historias simples envueltas en una atmósfera cargada, con personajes un poco estrafalarios, y en donde la música juega un papel importante. Aquí recrea los años 60 en Sarajevo, a través de los ojos de Dino, un adolescente que vive en una chabola, con su familia un poco caótica. Frente a la rigidez del sistema comunista, él escapa a través del alcohol, el tabaco, la música, la tontería de la hipnosis, y luego seducido por la tentación de la carne, personificada en la suntuosa morena Dolly Bell. Todo ello es mostrado a través de una fotografía en tonos ocres, muy conseguida.