El paso de la adolescencia a la mayoría de edad es ir creciendo y asumiendo responsabilidades. Siempre será la historia del mayor de los conflictos psicológicos. Preguntarse sobre la identidad de uno mismo, quién se es realmente, qué se debería hacer para corregir los defectos (o al menos que no supongan un gran problema), qué se pretende hacer en la vida...
En definitiva, es el proceso de hacerse mayor y darse cuenta de la capacidad que tenemos cada uno y cada una para sobrevivir y pagar las facturas pecuniarias y sentimentales.
En la película, la protagonista nos muestra ese camino. Un sendero serpenteante, rodeado de miedos, inseguridades y fracasos. Pero también de valentía, humildad y éxitos.

Esta es, quizás, una de las películas donde la realidad y la ficción son más difíciles de distinguir. Lo onírico y lo cotidiano se mezcla de una manera muy original. Hay varias escenas impactantes y en la última parte del metraje el clímax es brutal.

Muy recomendable.

Ojo. Es una película para adultos. Y no tiene nada que ver con que haya alguna escena de sexo. La indicación que hago, es porque se requiere cierta madurez para entenderla del todo.