La perfección tiene un nombre y es Disney. Esta película es un ejemplo de subliminidad a todos los niveles: artísticos, su banda sonora, y sobre todo su mensaje: no hay que juzgar. Los personajes están brillantemente trazados, cada uno es una metáfora: Bella de la bondad, Gastón de la vanidad, la bestia de la belleza oculta...y la película es una obra de humanidad y de entrega desde el principio hasta el final. La belleza de la fotografía es innegable. El primer plano con el que se abre habla de toda la película que hay que seguir hasta el final. Es una película de animación, pero es capaz de soltarte lágrimas, tantas que no puedes ni hablar...Perfecta.