"Actúa como flor inocente y mantén oculta a la serpiente"...dice Lady Macbeth en la tragedia escrita, y en los labios de Marion Cotillard quien encarna a una de las mejores lady Macbeth del cine, por no decir a mi favorita.

Jamás han salido más favorecidos ni Fassbender, quien está sobrevalorado debido a sus papeles ora provocativos ora por su su envidiable físico, frente a otros actores dotados de menos fama sensual pero más armas actorales que él, no obstante aquí rinde su gran talento a Macbeth, como pronto hará Denzel Washington.

Es éste un papel difícil, rotundo, preñado de toda la ambición y las dudas humanas en su sed ante el poder, y el de su esposa, plenamente desempeñado por una Cotillard absolutamente deslumbrante en maldad y destreza.

Son ambos las caras de una misma moneda, tras el encuentro inicial de Macbeth en el campo de batalla con las tres brujas, realmente bien mostradas, de modo muy original nunca antes enseñado.

El resto del reparto se mueve coherentemente, Sean Harris nunca ha estado mejor, y el tufillo a tragedia y pasión final se ve venir con cada mirada de Lady Macbeth.

Aún no sé cómo han reunido a Marion y Michael, pero sin duda cuando lees la tragedia es a ellos a quien ves.

Perfidia, envidia, el ser humano cayendo en sus sentimientos más primarios es todo cuanto queda retratado con una tremenda banda sonora, una atmósfera entre la espada y la brujería por su misterio y terror y una hoguera de ambiciones que consumirán el mundo.

Ese es Shakespeare y esos son Cotillard y Fassbender en estos papeles, los mejores de su carrera.