Leídas algunas de las críticas que ponen a parir, en general, a esta película, y en particular, a la interpretación de Jesús Castro como "El niño", nada que objetar, aunque la actuación de este último no implica, en absoluto, la mediocridad de la película que, aunque hubiese contado con unas excelentes interpretaciones, jamás se habría salvado de la quema.

La cinta amaga con ser un frenético thriller que apuesta por la originalidad, pero patina por todas sus aristas. El elenco de personajes navega en un vaso sin fondo, incapaz de mostrar la más mínima empatía con el espectador, las escenas de acción “brillan” por su poca intensidad, persecuciones de automóviles que asoman, entre carreteras y playas, aburridísimas, y la estrella del cotarro, el helicóptero, sucumbe ante la poca sangre y espectacularidad de sus varios escarceos en pantalla, vamos, que una peli de “acción” de A3 podría emular, e incluso superar, las pretensiones de esta sobrevaloradísima producción.

Me quedo con la imagen última de ese inmenso laberinto de contenedores marítimos, perfecta representación de la dificultad que debe entrañar la búsqueda de drogas en este mar en forma de módulos portátiles.